viernes, 27 de junio de 2025

SENTENCIAS


"Ojalá me equivoque". Con esta pequeña y esperanzadora frase termino ahora mucha de las conversaciones en las que participo.
Hace ya algunos meses, cenando con un grupo de amigos, hablábamos de algo, no recuerdo el tema exacto, que derivó finalmente en comentar muchos de los derechos sociales que han ido consiguiéndose durante estos últimos siglos. Aquellos que me conocen saben que puedo llegar a ser vehemente en muchas ocasiones, apasionado en la defensa de mis argumentos. En este caso me quejaba de lo frágil que podría llegar a ser lo logrado y que no debíamos bajar la guardia en su defensa pensando en que todo estaba asegurado.
Ante este comentario me recriminaron mis palabras sentenciando "¡si es que son todos iguales!".
> No, contesté, no son todos iguales. La diferencia estriba en que si ganan aquellos igual mañana me sacan a la calle y me pegan un tiro.
> ¡Qué exagerado eres!
> ¿Exagerado? Que se lo digan a los judíos, homosexuales, gitanos, izquierdistas, locos o enfermos después de que Hitler llegara al poder democráticamente en Alemania en 1933.

Hoy hemos conocido la última sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que concede una nueva victoria al Presidente norteamericano.
Todos los que hemos crecido viendo series y cine americano conocemos las famosas enmiendas a la Constitución del país, enmiendas a las que recurrentemente se acogen en juicios o comparecencias públicas. Su sacrosanta Constitución es, si cabe, más sagrada que en otros países y sus enmiendas son cuidadas y utilizadas continuamente. Saco a colación este importante dato porque en 1868 una enmienda promulgada dio lugar a un derecho que ahora se retrotrae como una gran victoria que "pone en su sitio a los jueces izquierdistas radicales".

Muy malos tiempos para los inmigrantes en Estados Unidos, y esto no ha hecho sino empezar.
Ojalá me equivoque.

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