domingo, 29 de junio de 2025

MI AMIGO PACO (II)

Cuando somos jóvenes, incluso niños, la muerte no forma parte de nuestra visión de la vida, el presente es lo que percibimos, el futuro está lejísimos. En esa época maravillosa y sin preocupaciones, o al menos así lo quiero creer, un o se dedicaba a disfrutar alejado de lo que suponía la muerte de tus seres queridos. Salvo a aquellos amigos que tuvieron la desgracia de perder algún padre siendo niños, nosotros recibíamos noticias de la muerte de algunos tíos abuelos y poco más. Siendo mi familia muy longeva, disfruté muchos años de mis abuelos e incluso de una bisabuela, de manera que la muerte ha hecho acto de presencia, sin que uno la llamara, a edad adulta, que no vieja.

Ayer volvió a tocar, en la puerta de mi amigo Paco, aquí al lado. Paco, que "disfrutaba" de una salud algo frágil, había dado un bajón importante estas últimas Navidades, aunque todo indicaba que su recuperación era inminente. Haciendo planes para la vuelta a casa, comprados sendos abonos para la próxima temporada de ópera y sinfónica, se echó una siesta para no despertarse ya, hace dos tardes. Yo firmo por una muerte así, aunque es un hecho que no quiero que me pongan el papel a la firma aún.

Velatorio entre amigos y bonito acto de despedida ayer. Muy emotivas fueron las palabras de J, amigo y compañero profesional, su familia, con música de Puccini de fondo. Se nos fue un hombre bueno, dijo J con (t)oda (a la) razón. Qué bonito poder decir algo así de un amigo: un buen hombre.

Yo no podré nunca quejarme, la vida me ha bendecido, que diría un cursi, con los mejores amigos posibles; aunque algunos siguen durmiendo la siesta.

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