Noche de San Juan, fiesta, concierto y fuegos, a saber a qué hora logré dormirme con tanto escándalo. El hecho es que no sé cómo no escuché el despertador esta mañana y me he despertado algo más tarde. Dos cafés para empezar y ya sentado a trabajar. Anoche, antes de acostarme, craso error, miré el móvil por si tenía alguna llamada perdida -en casa no suelo estar muy pendiente del teléfono o lo dejo en silencio o se le acaba la batería y no me entero- y, después de comprobarlo, abrí ya acostado EL PAÍS para leer las noticias, sobre todo pensando en T y en qué habría hecho durante el día. Desgraciadamente no me defraudó, pude leer unas declaraciones que me dejaron preocupado, de entrada, y sorprendido por surrealistas. Me acordé enseguida de Gila y sus conversaciones: ¿Está el enemigo? ¡que se ponga!
Irán ataca la mayor base militar norteamericana en Qatar y T agradece a Irán que avisara por adelantado. ¿Alguien lo entiende? Yo me debo haber perdido algo. Son sólo las 5:30am y ya estoy temeroso de leer en las primeras planas de los periódicos online de esta mañana qué nos ha deparado la noche.
Y como no hay dos sin tres, tras Gila, Qatar -que dice que se guarda su derecho a responder a Irán, cómo no-, y T, volvemos a España para encontrarnos con unas peligrosísimas declaraciones del inefable Aznar ya secundadas por Feijóo. Éste primero, que no suelta puntada sin hilo, que no debe haberse dado cuenta de que su tiempo pasó, que lo mejor para todos es que esté callado como el otro (sí, Felipe González, tal para cual), ha tenido ahora la ocurrencia de comparar España ¡España! con un país bananero donde se manipulan las elecciones sin el menor pudor. Es realmente preocupante que un expresidente sea capaz de echar mierda de esta forma cuando ellos pierden las elecciones; preocupante y alarmante a la par. Estos bulos no hacen sino crispar los ánimos y nunca la ira es buena compañera.
Llevo casi 20 años como arquitecto municipal y he participado en numerosísimas elecciones, nacionales, locales y europeas como representante de la Administración. He abierto colegios electorales, enviado datos a la Junta Electoral durante las jornadas y he estado en todos y cada uno del recuento de votos al cerrarse las votaciones, algunos hasta altas horas de la madrugada. He visto a los representantes de los partidos políticos, que presencian el recuento, a los ciudadanos anónimos que forman parte de la mesa, a los carteros que recogen los resultados, a los interventores, policías, Secretarios Grales. municipales y todos lo que de alguna manera hemos participado en un recuento que hace que España sea uno de los países donde se conocen los resultados electorales casi casi en directo. Manipular los resultados electorales no es posible, tendría que existir toda una interminable cadena de personas involucradas y esto no ocurre. El sistema electoral español es absolutamente transparente y yo sólo puedo dar fe de ello. Según leo en Internet, se estima un total de personas directamente implicadas en un día electoral entre 450.000 y 600.000. Lo que hacen Aznar y sus secuaces es rastrero, feo y muy muy ofensivo para aquellos que, como yo, entregamos un día entero a que unas elecciones se desarrollen democráticamente y sin incidentes.
Vivimos en la era de los bulos y es cuando menos vergonzoso que un prócer como éste, un expresidente de un Gobierno elegido democráticamente, siembre estas sospechas, esparza mierda como si se tratara de un vulgar influencer.
Estoy absolutamente asqueado y avergonzado.

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