BUDAPEST, CENTRO DE EUROPA

Que la capital de Hungría es preciosa lo sabemos, que tienen al Presidente que tienen, también. Esta semana no hemos escuchado hablar de Budapest por su belleza ni por su Presidente, ni por su aperturismo, que también, sino por ser el centro de esta Europa que saca la nariz sobre el agua medio ahogada; la misma Europa avanzada socialmente a la que sus crías intentan sacarle los ojos, la misma que ve peligrar su democracia, esa misma que recuerda con tristeza dos guerras mundiales y a la que le imponen ahora una nueva era belicista por obra y gracia no precisamente del Espíritu Santo.

Es importante lo que ha ocurrido en Budapest con el desfile del Orgullo, más aún viendo cómo el alcalde de la ciudad ha burlado al Presidente Orbán con un ardid legal al no poder imponer este su retrocriterio sobre la normativa municipal (Budapest es una ciudad solidaria y se enorgullece de su diversidad. La libertad y el amor no se pueden prohibir, por eso decidimos organizar el Orgullo de Budapest este año como un evento oficial del Ayuntamiento de la ciudad. Independientemente de lo que diga el Gobierno, según la legislación vigente, un evento municipal no requiere de permisos especiales, y por lo tanto no puede ser prohibido). 

Importante porque ante la política ultraconservadora hay que mantenerse firme viendo el avance de la pérdida de los derechos adquiridos. Importante porque Hungría es un país que forma parte de la Unión Europea y los valores democráticos han sido siempre condición sine qua non para ser miembro de ella.

Importante no sólo por la defensa de los derechos LGTBIQ+ sino porque quien defiende un derecho los defiende todos.