Han pasado 20 años y en España la cosa sigue igual, incomprensiblemente. A pesar de las ingentes prebendas de la Iglesia Católica, por no hablar del pago del IBI como ejemplo, los obispos siguen erre que erre con la política siempre que tienen ocasión, incluso criticando leyes que se aprueban en el Parlamento por políticos elegidos democráticamente. Como, una vez muerto Francisco y coronado el nuevo Papa, han dejado de estar en el candelero (o candelabro, según se mire, según se diga), debe ser que necesitan primeras planas y no se han hecho esperar. Haciéndole el juego a la derecha y a la derechona, o viceversa, que tanto monta, abogan por un adelanto electoral, porque ellos tienen la llave de la verdad y cambian las normas del juego -no tienen suficiente con las de la Oca o el Parchís, más a su altura intelectual- cuando quieren. Siempre me gusta pensar que ante estas manifestaciones caspososrecalcitrantes, el ciudadano sabrá leer entre líneas. Lástima que en España se le ponga un micrófono tanto a un obispo como a Belén Esteban, qué le vamos a hacer.
domingo, 22 de junio de 2025
MI AMIGO FRANCÉS
Calculo que hace unos 20 años mi amigo R volvió a Francia. Él era de Normandía, aunque regresaba para instalarse en París algunos años, que lo llevaron después a Suiza y a radicarse finalmente cerca de Marsella. Cuando lo conocí -él estudiaba INEF en Las Palmas- le pregunté si le gustaba vivir aquí y que opinaba de España. Claro está no recuerdo cuál fue su respuesta extensa, pero sí que dijo cómo le extrañaba ver a tanto obispo en la televisión opinando de política. En Francia, comentó, la Iglesia no opina públicamente sobre política, nunca.
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