Seguro que lo he contado ya anteriormente, pero me ha vuelto a venir a la cabeza a colación de la amena reunión de trabajo que tuvimos ayer con una pareja que, espero, nos encargue una vivienda en El Hierro, siempre un maravilloso lugar para volver una y otra vez. Y otra.
Hablamos de lo que era necesario, del lugar, las vistas, las necesidades familiares, la vegetación, los materiales, del tamaño que sí importa, etc.; lo que viene a ser una casa para vivir feliz, tal es como nosotros concebimos la arquitectura: sobria, funcional y bonita.
Hablamos de lo que era necesario, del lugar, las vistas, las necesidades familiares, la vegetación, los materiales, del tamaño que sí importa, etc.; lo que viene a ser una casa para vivir feliz, tal es como nosotros concebimos la arquitectura: sobria, funcional y bonita.
Terminada la reunión profesional pasamos a hablar de lo humano y lo divino y de filosofía.
Ella compañera de trabajo, él profesor de filosofía. Me habló de sus alumnos, de lo que pensaban, de lo que decían en clase, y una cosa llevó a la otra, terminamos hablando de televisión, de redes sociales, de política.
¿Qué es la filosofía sino la fórmula mágica (o casi) que nos enseña a pensar?
En muchas ocasiones, cuando era estudiante, compartí con mi amigohermano G la preparación de sus exámenes de filosofía, aprehendiendo muchas de las cosas que te van forjando como persona, al menos muchas de esas piezas que vas encajando como quieres, puedes o sabes, en el puzzle de tu vida y que te van moldeando hasta llegar al cinismo de la madurez. Cuán necesaria se ha vuelto la filosofía y qué olvidada la tenemos. Los científicos nos suelen recordar que las matemáticas forman parte intrínseca de la vida, pero ¿qué decir entonces de la filosofía?
En este mundo que se ha convertido en una suerte de Tele 5, un culebrón diario, sorpresa tras sorpresa, como me comentaban certeramente anoche, vemos pasar la vida con morbosa curiosidad que acaba aportándonos únicamente pesimismo, debemos echar mano a los clásicos, a los modernos, a los que saben, a los que nos siguen dando las constantes que siempre aparecen en las fórmulas, las mismas que olvidamos de tanto no usarlas, si es que esto es posible.
Si a unos siempre les quedará París, a otros el abrigo de los filósofos.
♫
Cold Play, *Fix you.
No hay comentarios:
Publicar un comentario