Rodri nos vuelme a enviar una estupenda crónica desde Tasmania.
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Un paraíso para senderistas
La variedad paisajística de Tasmania es digna de admiración, aunque sea más limitada que en el continente australiano.
VIAJES. LA CONEXIÓN TASMANIA
HOBART (TASMANIA). - RODRIGO RIERA
La variedad paisajística de Tasmania es digna de admiración, aunque sea más limitada que en el continente australiano. En esta isla no nos encontraremos desiertos, como en el centro de Australia, ni ambientes semiáridos (“shurblands”), con acacias (“mulga”) o pequeños eucaliptos (“mallee”) que son abundantes en el continente. En Tasmania predominan los bosques de eucaliptos de gran porte, la selva y el paisaje alpino en el centro de la isla. Los eucaliptales salvajes forman bosques pocos densos con una altura de más de 50 metros, que permiten el crecimiento de mucha vegetación arbustiva y hierbas de poco porte, así como una gran variedad de musgos y líquenes. Las selvas impresionan por su frondosidad que impide que llegue gran parte de la luz al suelo, y los helechos arborescentes de varios metros de altura dejan boquiabierto a cualquiera. Tienen varias decenas de años y crecen varios centímetros cada anualidad, necesitan mucha humedad ambiental y son más abundantes en las riberas de los arroyos. La vegetación de cumbre es posible encontrarla a partir de los 1.000 m de altura, consiste en arbustos almohadillados de poco porte, que soportan variaciones bruscas de temperatura a lo largo del día y normalmente están expuestos a vientos fuertes, que azotan estas zonas con fuerza durante el invierno austral.
La belleza de la naturaleza puede encontrarse en cualquier rincón pero destacan varios puntos que son una visita obligada en Tasmania. Los más conocidos son la bahía de Wineglass en la península de Freycinet, al este de Tasmania, con una playa de arena blanca rodeada por bosques que contrasta con el agua cristalina. La montaña Cradle es uno de los paraísos para los senderistas, porque es el punto donde comienza un recorrido de varios días a pie denominado “Overland track” que es conocido a nivel internacional. Desde el pico las vistas son impresionantes sobre el lago Dove y las montañas Ossa y Barn Bluff, pero el acceso puede ser complicado en días ventosos. Un día diferente para disfrutar es coger el tren de “West Coast Wilderness Railway”, que cruza por parajes increíbles a lo largo de unos 40 km que tarda en recorrer cerca de 5 horas, con varias paradas y la vuelta se hace por carretera en guagua en menos de una hora. Las vistas de las gargantas de los ríos que se atraviesan y los desfiladeros hacen que el viaje merezca la pena. Si nos encontramos en Hobart, es recomendable acercarse hasta el Parque Nacional Mount Field, que se encuentra a unas 2 horas de distancia en coche, donde podremos llegar en coche hasta los lagos de montaña que están helados durante el invierno y después bajar para llegar después de un corto paseo a las cataratas Herradura y Russell que en esta época rebosan una gran cantidad de agua.
Si van a pasar una temporada larga en la isla, merece la pena tener el carnet de senderista para acceder a la totalidad de los Parques Nacionales de la isla. El acceso a la mayor parte de estos parques no es gratuito y sirve para el mantenimiento de las instalaciones y del personal encargado del cumplimiento de las estrictas reglas que se imponen a los visitantes. Los recorridos para senderistas dentro de estas áreas protegidas están señalizados correctamente (presencia de cursos de agua, número estimado de horas en llegar a los lugares, perfil del camino, recomendaciones del tipo de ropa según la época del año, etc.) y con muchos paneles informativos que invitan a disfrutar de la naturaleza. Se trata del tipo de turismo más importante que ofrece la Isla.
Una mención aparte para los amaneceres y atardeceres. Si el día es claro y no hay mucho viento, se puede contemplar una luz a primera hora de la mañana con tonos rosados y amarillentos que dura media hora. Los atardeceres no se quedan atrás y se puede seguir al sol escondiéndose en el horizonte minuto a minuto porque la luz tarda en irse al igual que el amanecer. Es un privilegio contemplarlos desde una playa o bien desde la cima de un monte, no es de extrañar la localización de algunas casas que están orientadas para poder disfrutar de estas vistas todos los días.
Continuará...
Imágenes de la selva en el Monte Field y de una de las cataratas Russell. (RODRIGO RIERA)
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