sábado, 14 de julio de 2012

IT

Ya empezamos a escuchar hablar de la crisis como "la cosa", "eso" y eufemismos por el estilo. El asunto consiste en no verbalizar los que estamos pasando y así sobrellevarla de la mejor manera posible. Difícil es, pues el bombardeo continuo en la televisión, la radio, correos electrónicos, webs, blogs, periódicos y desde cualquier medio es increíble. Seguimos siendo espectadores de los recortes semanales de este Gobierno que ha perdido el norte, de los esperpénticos aplausos de los grupos parlamentarios durante las comparecencias (¿y por qué aplaudirán?), de lo ocurrido con BANKIA y que no pase nada, de la solicitud de indemnización de Dívar o Teddy Bautista, del GURTEL o los EREs, de las prebendas de los políticos y tantas cosas que ganas de llorar dan al enumerarlas. Ahora los malos son los funcionarios, cobren lo que cobren, al igual que antes lo han sido otros colectivos. Sin paga extra de Navidad (no sé cómo comprarán los regalos de reyes este año las familias que dependen de este cobro; luego dirán que la economía ha bajado en Navidad porque la gente no consume, ¿por qué será?), con triple recorte en el sueldo: por bajarlo directamente, por aumentar la retención y por aumentar el número de horas de trabajo; con aumento del IVA o en el IGIC en Canarias y con esta desmotivación generalizada que han logrado con estas medidas que sólo consiguen empobrecimiento de la clase media (¿a qué clase media me estaré refiriendo?), el empobrecimiento total de los que poco tenían y, paradójicamente, el enriquecimiento de los de siempre.
¿Dónde están los recortes a los bancos, a los sueldos de los políticos, al absurdo Senado? ¿dónde están las medidas para perseguir a los evasores de impuestos, a los chorizos de guante blanco, a los urdangarines o los camps? Claro, mejor es una amnistía fiscal que lave España de dinero negro y a otra cosa mariposa. Si es que ya uno no sabe qué pensar.
Y como guinda las autonomías, duplicada de facto en estas Canarias de mi alma, con un pleito insular en vena que duplica, duplica y duplica todo, con un Presidente del Gobierno canario que sólo se queja de lo mal que nos trata Madrid y que ha llevado a las islas a la pobreza más absoluta y desprotege el medioambiente (¡NO al puerto de Granadilla!) como nunca a merced de los tiburones. Y ahora embarcado en la lucha contra las prospecciones económicas en las islas... pero ¿a quién vas a engañar? ¿y si sacaras tajada del oro negro? ya, otro gallo nos cantaría.
Una autonomía platanera con delirios de grandeza que mantiene delegaciones en numerosos países, que nos cuentan una pasta gansa, como si de un gran país se tratase. ¿Por qué no publican una lista exacta de los gastos del Parlamento, el Senado, las Autonomías, los Cabildos, Diputaciones y Ayuntamientos, fácil de entender, de leer y de SUMAR, para que cualquiera, con una calculadora y un poco de sentido común?. ¿Qué nos queda? (marca una de las casillas).
○ A. Salir de España.
○ B. Ser como Job.
○ C. Suicidio.
○ D. Revolución.
Si optamos por la opción B, la santa paciencia, tendremos que aguantar tres años más, por lo menos, viendo cómo este Gobierno facistoide -por obra y gracia de las últimas elecciones generales y de nuestro absurdo sistema electoral- hace, y sobre todo deshace a su antojo, cómo la oposición brilla por su ausencia, cómo los Sindicatos ¿los sindiqué...? siguen haciendo el ridículo, nuestro rey se va de cacería con la que está cayendo y con lo que le cuesta conciliar el sueño por la situación en España, a la Infanta Cristina la dejan fuera de los trapicheos de su marido y a la Iglesia se la mantiene bajo palio sin tocarle un pelo, ni pedirles el IBI, ni nada de nada ¡arrepentíos pecadores!.¿no parecería lógico, a priori, que los afiliados a un partido, a un sindicato o a una religión pagaran por ello? Que los mantengan los integrantes.
Y mientras, como soñar es gratis, seguiremos marcando la opción D escuchando el aria de la locura de Lucia de Lammermoor para intentar olvidarnos de la cosa.
Donizetti, *Il dolce suono mi colpì di sua voce! (aria de la locura)
Maria Callas, Florencia 1953.

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