Viajé con esta doña, condesa matrimoniada-viuda, ex espía según ella y vividora del cuento, en un 747 a Nueva York hace ya algunos años; ella arriba, en primera, con azafata que le cargaba su maletín presumiblemente enjoyado cual Gloria Swanson en una de las pelis de Aeropuerto, y yo abajo, en turista, con la plebe, pero como sólo había una puerta de salida heme allí traspasándola junto a esta señora que, años mas tardes, saldría en los periódicos haciendo declaraciones -que nadie le ha pedido- en defensa del rey mataelefantes, o sea el nuestro, que según ella se va de cacería para traer inversiones a esa España que no le deja dormir. En fin, ya se sabe que esta gente vividora del cuento se apoya unos a otros y siempre habrá una palabrita cortesana de ánimo, porque ya se sabe que el rey, como el Papa, es infalible. Todo quede en unas palabras de una señora achacosa que, servil, agradece a la Corte que la traten tan bien en España. Me recuerda ésta a Pitita y sus declaraciones que puse en un post hace tiempo titulado "De profesión tonta del culo".
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“El Rey va de caza para coincidir con jefes de Estado que invierten en España”
Aline Griffith, condesa viuda de Romanones, justifica en esta entrevista el criticado viaje del monarca a Botsuana y responde a quienes ponen en duda su pasado como espía de la CIA.
Lola Galán Madrid 7 JUL 2012 - 01:00 CET
Lola Galán Madrid 7 JUL 2012 - 01:00 CET
El salón del chalé de Madrid donde vive Aline Griffith Dexter, condesa viuda de Romanones, está decorado con ese lujo ostensible que se ve en las embajadas. Mucha porcelana china, mucho detallito, infinidad de adornos que ha ido acumulando a lo largo de los años. La condesa se instaló en esta casa poco después de casarse, en 1947, con Luis Figueroa y Pérez de Guzmán, nieto del conde de Romanones. Figueroa, que heredaría el título a la muerte de su padre, en 1963, falleció a los 69 años, en 1987.
A primera vista, esta decoración no encaja con el temperamento de la dueña de la casa, estadounidense de nacimiento, pragmática y directa, escritora de éxito y actual empresaria agroalimentaria, dispuesta a conquistar mercados con sus quesos extremeños. Pero Aline Griffith es también, quizá sobre todo, la condesa viuda de Romanones. Y le encanta mostrarse con aquel esplendor del pasado, cuando la recibían en su palacio parisiense los duques de Windsor o era invitada de honor de los barones de Rothschild o de Imelda y Fernando Marcos, que le cedían un avión privado para ir de paseo a Hong Kong. Años en los que, a espaldas de todo el mundo, ella trabajaba para la CIA, según contaría, tras pasar a la reserva en 1986, en cuatro libros que tuvieron bastante éxito, especialmente el primero, La espía vestida de rojo, superventas en Estados Unidos.
Tanto es así, que productores de Los Ángeles preparan una serie de televisión basada en sus libros. “Pero no puedo precisarle más porque hay dos productores interesados y el proyecto no está cerrado”, anuncia, misteriosa, Aline.
–Usted ha conocido a multitud de famosos, y me imagino que también a don Juan Carlos y a doña Sofía, pero habla muy poco de ellos.
–¿Cómo no les voy a conocer? A don Juan Carlos le he tratado como príncipe y como rey. Le admiro mucho, es una persona sumamente simpática, además. Y muy útil para España. Yo, claro, siendo norteamericana no era monárquica, pero mi marido sí. Creo que el Rey ha sido muy importante para España, porque hasta en las cacerías esas en el extranjero por las que le han criticado, siempre ha ido con jefes de Estado de países importantes. Gente que puede traer dinero y negocios a España. El rey es una gran ventaja.
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