Resistencia cultural frente el odio al inmigrante
Jordi Amat, 08.03.2025
El otro al que odiar hoy es la niña que ilumina su camino con esta bengala. Es una inmigrante y el camino que recorre es la odisea de nuestro tiempo. En la fotografía mira hacia la lancha taxi que navega por un canal de Venecia. Nos mira a nosotros. Esta obra de Banksy es un ejemplo modélico de resistencia cultural para humanizar a la figura que se está convirtiendo en el chivo expiatorio de parte de una ciudadanía resignada a vivir en un tiempo en el que el respeto pleno de los derechos humanos deja de ser un horizonte de esperanza.
Cuando Agnieszka Holland estrenó Green border, se despertó una oleada de insultos y amenazas contra ella. Era un espejo insoportable. Contrasta con lo vivido en muchos de los coloquios posteriores a la proyección. Entonces espectadores inmigrantes no hablaban de la película, pero el film les llevaba a compartir su experiencia. Esa experiencia reconvertida en cultura es el tema del reportaje que escrito la periodista María Martín.
María Martín lleva seis años cubriendo las migraciones en EL PAÍS. En esta pieza parte de tebeos (como Mala olor de Nadia Hafid), de películas, de novelas. Son obras que no idealizan sino que rehumanizan a quienes el odio está deshumanizando. La panorámica es una forma de compromiso democrático, un ejercicio de periodismo ético.
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