Hoy he tenido poco tiempo libre, nada nuevo, y no me he sentado con calma a leer el periódico. Mejor hubiera sino no entrar en la web, pero ya no hay marcha atrás.
Leyendo sobre lo mismo de siempre, me encuentro con esta noticia que me hace retrotraerme al tristemente famoso referéndum de independencia de Cataluña en 2017 (el 1-O). En aquel momento el protagonista fue el inefable Puigdemont, ahora lo es Orbán.
¿Qué mueven a estos políticos fascistoides a utilizar la ley y por extensión la democracia a su antojo? Son lo que son, unos pequeños dictadorzuelos que creen tener el poder omnipotente y donde para ellos las ñleyes son las que son, pero si no les gustan tienen otras. Marx, Groucho, estaría feliz, riéndose viendo el mundo tal y como está hoy. A Marx, el otro, lo imagino llorando sin consuelo.
De Netanyahu poco se puede decir más, habrá que esperar a las próximas elecciones en Israel y a que la tregua siga, convertida ya en paz definitiva, si este concepto es posible o un simple oxímoron.
Pero el otro, Orbán, ¿cómo puede ser un personaje con poder dentro de la UE si no cumple las leyes europeas e internacionales?
Otra pregunta más de la que no obtendré respuesta.
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