sábado, 8 de marzo de 2025

EL ANTIGUO EGIPTO

Con esto de la celebración, hoy, del Día Internacional de la Mujer, no dejo de pensar en mi madre, viuda, tras más de 60 años viviendo con mi padre y compartiéndolo todo con él y con nosotros, sus hijos. La efemérides cambió su denominación eliminando hace años la última palabra, "trabajadora", e hicieron bien, no era necesaria. La mujer (salvo excepciones, que las hay, y que no hacen sino confirmar la evidencia), son trabajadoras per se, si no en una cosa, en otra.

Tengo pronto una boda, se casa una sobrina a la que le tengo un cariño especial, hija de uno de los pocos primos que me quedan y al que también guardo gran afecto. Obras son amores, dicen, y yo lo aseguro. Es parca la familia, pero la que es es. A la otra, como a Armada, ni está ni se la espera.
Pues sí, tengo una boda a la que, según creo, irá un primo de mi padre, "su primo favorito", como a él le gustaba decir, y al que, me temo, me encontraré en el festejo. Como uno es ya perro viejo y, volviendo al rico refranero, más sabe el diablo por viejo..., allí se me planteará un dilema al tener que responder a la pregunta que seguro me hará -siempre las apariencias del caballero antiguo, cómo no-: ¿y cómo está tu madre?
Uf, he aquí en cenit, el momento clave, la hora del Armagedón, el todo o nada, la impostura, el cinismo, la hipocresía, la guerra o la diplomacia.  
No vale la respuesta "hueles a pis", me temo, pero eso es lo primero que me viene a la cabeza. 
En el cine es siempre tan fácil hablar así mientras lo miras a los ojos. Pero la vida real no es cine, por mucho que se haya empeñado Aute en hacérnoslo creer.

Llegamos a la boda.
> Hola, ¿cómo estás? ¿Y cómo está tu madre?
> Bien, mi madre está bien, tirando, y no precisamente por el interés prestado por la familia, que debió pensar en mi padre como en un faraón al morir, enterrando con él viva a su mujer.
¡Que vivan los novios!
Aute, *Cine, cine.

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