Como buen masoquista, leía esta mañana el periódico al sentarme a tomar el primer café de la mañana, ahora que apuro los últimos días de vacaciones. Un poco de trabajo por las mañanas y relax por la tarde, esos son mis planes autoimpuestos. Pues sí, leía el periódico y pensaba cómo ha cambiado el cuento, y no precisamente el de Cenicienta (¿o sí? Igual ya todos hemos acabado siendo Cenicienta). La actualidad, léase Donald Trump, ha conseguido que ni Pedro Sánchez, ni el novio de Ayuso, ni ella misma, ni siquiera España ¡España! sea de lo único que se hable no, ahora Estados Unidos y los desvaríos presidenciales han cobrado el primer lugar día tras día. Los titulares de hoy vuelven a dar miedo:
Trump defiende su política "implacable" en el Congreso: "Solo estamos empezando". El presidente de EE UU celebra su giro con Ucrania, su guerra arancelaria, la cruzada contra los inmigrantes y pide fondos para una deportación masiva.
Después, todavía con el shock en el cuerpo, siguen las buenas noticias: aranceles a diestro y siniestro, gastos militares en ciernes como nunca se han visto, Ucrania y Rusia, La futura nueva Gaza ribereña, etc., etc. Volvemos a los años 50 del siglo XX, volvemos a la Guerra Fría, hoy Helada, volvemos a tenerle miedo a una guerra nuclear, que ahora se librará en el ciberespacio. Regresamos al futuro.
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