"Las últimas horas de Mario Biondo", éste es el título de una serie documental de NETFLIX sobre el suicidio del marido de la presentadora Raquel Sánchez Silba, Mario Biondo, un cámara de TV nacido en Palermo, y el posterior calvario de su viuda tras las acusaciones (supuestamente) infundadas de la familia: Mario non si è suicidato, è stato assassinato.
Interesante documental, sin duda, donde no sólo nos adentramos en un suicidio (avalado por, al menos, tres autopsias de sendos forenses diferentes, tanto en España como en Italia), sino por lo el enorme poder de la telebasura que ha logrado machacar a la presentadora durante los últimos ¡10 años! Lo asombroso es que no hayan terminado con ella. Cómo no podía ser de otra manera, MierdiTele5 fue la cadena encargada de esparcir la mierda en nuestro suelo patrio. Asco de televisión.
La familia del muerto, todos estos años, ha dicho lo indecible, llegando a publicar en las redes las fotos del pobre pibe ahorcado en el salón de su casa.
Como escribió el periodista Sergio del molino en su columna de El País, sólo me que resta abrazar a Raquel después de ver el documental.
No será lo más profesional ni lo más ecuánime, pero mi primer impulso tras ver los tres capítulos de Las últimas horas de Mario Biondo fue abrazar a Raquel Sánchez Silva, a quien no conozco y, por lo tanto, no puedo abrazar. Seguramente, tampoco leerá este sucedáneo de abrazo en forma de reseña, porque ha sobrevivido a su ordalía de 10 años ignorando lo que dicen de ella, y me imagino que habrá escogido un caparazón grueso e insonorizado para aislarse del ruido que la docuserie de Netflix va a provocar (en la que tampoco ha participado), pero supongo que alguien le transmitirá mi abrazo y el de muchos otros espectadores que van a sentir el mismo impulso que yo.
♫
Los Sencillos, *Mala mujer.
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