EL CASO, o lo que es lo mismo, cualquier periódico, televisión, radio o Internet hoy, nos mantiene alimentados de pan y entretenidos con el circo, desgraciadamente tan verdadero como la vida misma. Ya no se trata de un alienígena que disfrazado de butanero abdujo a la vecina del 5ª, o del 4º; ni del aligator de tres cabezas descubierto en una cloaca de Nueva York. No, se trata de un asesinato firmado por múltiples cámaras, teléfonos móviles, televisiones y retinas todas.
Ayer, tras un mitin en Quito, el candidato presidencial Fernando Villavicencio (se presentaba como un ariete contra la corrupción bajo el lema Es tiempo de valientes), recibió varios disparos en la cabeza que lo enviaron directamente al otro barrio, aquél desde donde uno no regresa nunca. 40 disparos de un sicario, muerto también, supuestamente perteneciente al Cartel de Sinaloa.
Las imágenes están accesibles en todos los periódicos online, eso sí, con una nota antes que te avisa: estas imágenes pueden herir su sensibilidad.
Terrible.
A perro flaco, todo son pulgas.
♫
Ynca Huasy, *Surazo.
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