Escribía tan bien la gran Patricia Highsmith sus novelas sobre el amoral Tom Ripley, que el lector se posiciona del lado del personaje, ladrón y asesino cuando menos; éste ejerce tal fascinación sobre el lector que las víctimas pasan a un segundo o tercer plano. El cine, por otro lado, se ha encargado de colocar a actores como un joven Alain Delon para completar la ecuación.
Ahora no hablamos de literatura sino de la vida real, ésta que transcurre en Tailandia como si de una novela se tratase, aunque nada de eso. Este españolito, joven, guapo, rubio y confeso, -pero aparentemente con falta de talento- que se cargó a un cirujano colombiano, blanqueado hasta decir basta por las televisiones (pobres familias, las de ambos, sin duda), victimizando al ejecutor y dejando en segundo plano, como la novela, al descuartizado.
Hoy las noticias dan otra vuelta de tuerca asegurando que la autopsia ilustra, por si fuera poco, que es susodicho degolló al muerto vivo, o sea, al vivo antes de morir. Todo tan macabro que ya estoy contando los días hasta que aparezca la película.
Me pregunto quiénes serán los protagonistas.
♫
The Rolling Stones, *Sympathy for the Devil.
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