Esta mañana encuentro en la web de EL PAÍS que Mónaco declara la guerra a los paparazzis, o lo que es lo mismo que la familia Grimaldi hace lo propio. Estudiemos esta frivolidad por un momento: esta gente vive del cuento, se pasean por cada fiestorro del planeta, ya sea en París, en Nueva York o en alguna isla privada de cualuier lago italiano; se apuntan a un bombardeo (baile, boda, inauguración, desfile de moda, etc.), gastan dinero a espuertas y hacen ostentación de ello sin cortarse un pelo, venden su imagen para atraer ricos y dinero al Principado y como guinda ofrecen la ciudadanía a los más pudientes del planeta, deseosos de no pagar impuestos en sus respectivos países y encima heredan la posición social como si del feudalismo se tratase (bueno, la monarquía ya se sabe). ¿Tiene derecho esta gente, encima, a quejarse por el acoso de la prensa? No sé yo.
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Mónaco declara la guerra a los 'paparazzis'
Carlota Casiraghi se suma a los pleitos de su tío, el príncipe Alberto, y de su madre contra la prensa del corazón.
MÁBEL GALAZ - Madrid - 22/01/2012
Es la familia principesca más fotografiada. La imagen que proyectan sustenta en buena parte su pequeño Estado. Desde que Grace Kelly dejó Hollywood para convertirse en una Grimaldi por su matrimonio con Raniero, Mónaco vive más que nunca de cara a la galería. Pero ellos quieren que esta permanente exposición sea a su gusto, de acuerdo a sus reglas. Venden reportajes a las revistas más prestigiosas del mundo, pero no quieren que les roben fotos o se traten asuntos que no están interesados en hacer públicos. Y si esto ocurre acuden a los tribunales. Alberto y Charlene, Carolina y Ernesto, y ahora Carlota, la hija mayor de la princesa y el fallecido Stefano Casiraghi, tienen cuentas pendientes con los medios de comunicación a la espera de que los tribunales se pronuncien.
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