¿Hasta cuánto llega el aguante que tenemos? ¿cuánto nos pueden exprimir y dejarnos secos? ¿dónde está la línea que divide la dignidad y la sumisión? ¿vale la pena pagar el precio? Yo cada día que pasa lo dudo más. Da igual que trabajemos hora tras hora aguantando todo y por todos los lados. Da igual que el trabajo esté en nuestras cabezas mañana y noche. Al final se resume en que no damos lo suficiente porque los resultados son siempre menos de lo que se espera. ¿Hasta cuándo podremos dar? ¿aguantar?
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