martes, 31 de enero de 2012

TE LO JURO POR SNOOPY

Rajoy, presidente del Gobierno por la gracia de Dios. Si hubiera jurado el cargo por Snoopy, ¿tendría valor?
por Luis Alfonso Gámez

Mariano Rajoy ha seguido hoy la tradición confesional de los presidentes del Gobierno españoles -Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, incluidos- y ha jurado -los dos socialistas lo prometieron- el cargo ante un ejemplar de la Constitución, otro de la Biblia y un crucifijo, en una nueva demostración de que la separación entre Iglesia y Estado es en este país una ficción. Me da igual en lo que crea el líder del PP: jurar un cargo público ante símbolos religiosos tiene para mí -y supongo que para muchos, si no todos, los españoles no creyentes- tanto valor como hacerlo por Snoopy. Ninguno. A Rajoy no le ha elegido ningún dios ni va a estar al frente del Ejecutivo de un Estado confesional, al menos según la Constitución sobre la que también ha jurado, que establece que “ninguna confesión tendrá carácter estatal”. Aquí pueden ver la foto del ya presidente con la mano izquierda sobre un ejemplar de la Biblia, prueba de que en algunas cosas no se ha avanzado mucho desde la muerte de Franco gracias, en parte, a una izquierda pacata y acomplejada.
Como escribió hace unos años el abogado José María Ruiz Soroa, ”cuando el Gobierno español se constituye públicamente bajo el símbolo del crucifijo cristiano se está violando el derecho a la libertad de conciencia de muchos españoles. Y también se viola flagrantemente la de algún vasco cuando el lehendakari jura en Gernika ante la misma cruz, o cuando proclama (en una fórmula de rancio medievalismo que parece imaginada por Walter Scott) que «se humilla ante Dios»”. Por fortuna, Patxi López rompió esta tradición cuando tomó posesión como lehendakari en mayo de 2009.
Por cierto, mi colega Julio Arrieta me comenta que la Biblia sobre la que ha jurado Rajoy estaba abierta por el capítulo 30 del Libro de los Números, un pasaje referido al voto y el juramento que supedita la capacidad de decisión de toda mujer a la de su padre o esposo. Ahí queda eso.

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