Viendo el último ejemplar de EL JUEVES, disfrutaba ayer de unas caricaturas de la inefable Rita Barberá, mujer con cara de caricatura de ella misma. Más tarde, busqué noticias sobre ella en Internet, sobre sus gastos ímprobos, sus hotelazos, sus viajes, sus múltiples regalos. Me preguntaba si no le daba vergüenza que se hubiera publicado la lista de sus gastos que, legales o no, han sido completamente inmorales por muchas cosas, por estar en la época en la que estamos, por haber tanta gente que pasa hambre, por los desahucios, por el endeudamiento de la Comunidad Valenciana, etc. Pero no, a ella todo le da igual, es incombustible, sale a la calle como si nada, sonríe como si fuese su último día y adelante. ¿No están avergonzados los valencianos? ¿quién puede votar a esta mujer, visto lo visto? Yo no entiendo cómo personajes como Rita Barberá pueden seguir teniendo poder y cómo el jefe de su partido no la defenestra. En fin, cosas más raras se han visto: Ana Mato y sus confetis, Cospedal en diferido, Celia Villalobos y el Candy Crush... Así está España.
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