A pesar de la crisis, de la muerta de la arquitectura en España, de que en los últimos años el trabajo en la calle ha sido anecdótico, del suicidio de un compañero, del infarto de otro, de la muerte de mi socio, de los honorarios por los suelos, de mal rollo con algunos promotores, de la prepotencia de otros*, de las insoportables normativas, de la lentitud del papeleo; a pesar de todo me gusta mi trabajo.
Esta mañana, mientras visitaba una obra de una vivienda que rehabilitamos, estuve un buen rato mirando el pavimento, una joya hidráulica de los años 30 del pasado siglo, y pensé, ¡qué bien va a quedar esto cuando se acabe la obra!
*NOTA. Cuántas veces habré tebido que escuchar eso de ¿arquitecto? ¿eres arquitectos? ustedes sí que ganan pasta haciendo rayitas y dibujando... A lo que yo contesto irremisiblemente, siempre con la sonrisa en la boca, sí, es verdad, así que ¿por qué no te animas? es fácil, apúntate en una escuela de arquitectura y en unos años a sentarte a dibujar, a hacer rayitas y a hacerte rico.
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