Leo que están transformando el Café New York de Budapest en unas galerías comerciales, ¡qué pena! Igual, meintras escribo estas notas, ya están las ordas de turistas -de las que he formado parte en alguna ocasión- comprando como locas entre tanto lujo. En alguna ocasión creo que conté que llegué a Budapest de rebote, pues la intención era viajar a Praga y por no-se-qué reunión del Fondo Monetario, creo recordar (¿estarían ya maquinando lo que está pasando ahora...? quién sabe...), y nos quedamos allí sin hotel, por lo que cambamos el viaje y terminamos recalando en Viena y en Budapest. En café New York estaba en los bajos de un hotel, ¿el New York Palace quizá? Da igual; el hechjo es que el interior del café era grandioso, una arquitectura recargada y espléndida que nos ayudaba a imaginarnos el poder del imperio austrohúngaro. Por cierto, no he conseguido estar en Praga aún, pero Budapest me encantó.
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