Un conductor se encontraba en un monumental atasco en plena Carrera de San Jerónimo.
No había forma de avanzar.
De repente, un hombre avisa por el cristal.
El conductor baja la ventanilla y pregunta:
- ¿qué es lo que pasa?
- “Unos terroristas han entrado en el Congreso y han secuestrado a los Parlamentarios.
Si no reúnen 10 millones de euros, los rociarán de gasolina y los quemarán.
Así que estamos haciendo una colecta entre los coches”.
El conductor, echándose la mano al bolsillo, pregunta:
- ¿Y cuánto viene dando la gente?
A lo que el hombre responde:
- “Pues … unos medio litro…, otros un litro…”.
Nos lo han quitado todo: la esperanza, el futuro, la fe, la justicia, y encima nos piden apretarnos el cinturón; ¿apretarnos qué? Somos como drogadictos, han ganado. Los clubes Bilderberg del mundo, los banqueros, lo Gobiernos, "los..." nos han vendido el oro y el moro en forma de coches o de hipotecas, en forma de droga, y ahora que nos tienen a todos en sus manos nos aprietan y nos exprimen. ¿Y pasa algo? No, nada, ¿qué iba a pasar? Una Huelga General en España que los periódicos de la derecha se encargan de ningunear, un Gobierno que nos mete miedo con su prepotencia ya conocida anteriormente, una Europa que nos pide más y mas con un ¡que viene el lobo! -léase no acabar como Grecia (con sus suicidas incluidos) o como Argentina y su corralito-, unos gobiernos municipales que se frotan las manos en la intimidad al poder obligar a los trabajadores a pasar más horas, cobrar menos y, ya a cara descubierta, encima le echan la culpa al Gobierno, o unas medidas económicas y restrictivas que pasan rozando a los ricos y a los bancos ni se les acercan, ¡faltaría más!
¿Y que nos queda?
Hubo una revolución, la Francesa, en 1789; en Rusia en 1917, en Túnez, Egipto, Libia... en 2010. Nos dicen que aquí en Occidente es impensable, pero también lo fue la desaparición de la URSS o la caída del Muro de Berlín, y ocurrió.
Repito, ¿y que nos queda?
Votar a la derecha o a la izquierda es igual cuando la política la dictan desde Alemania o desde los bancos. Nos queda la anarquía, qué pena, sí, pero díganme otra solución. Yo la espero. Y mientras la desespero echo mano a las pequeñas cosas que aún nos devuelven la fe en el mundo, que no en la gente: la música, los perros, los libros, la naturaleza, ¿la esperanza tal vez?
Hubo una revolución, la Francesa, en 1789; en Rusia en 1917, en Túnez, Egipto, Libia... en 2010. Nos dicen que aquí en Occidente es impensable, pero también lo fue la desaparición de la URSS o la caída del Muro de Berlín, y ocurrió.
Repito, ¿y que nos queda?
Votar a la derecha o a la izquierda es igual cuando la política la dictan desde Alemania o desde los bancos. Nos queda la anarquía, qué pena, sí, pero díganme otra solución. Yo la espero. Y mientras la desespero echo mano a las pequeñas cosas que aún nos devuelven la fe en el mundo, que no en la gente: la música, los perros, los libros, la naturaleza, ¿la esperanza tal vez?
Un amigo cercano está enfermo y es en estos momentos cuando uno se replante, o simplemente se plantea dónde estamos y si nos gusta la respuesta a esta primera pregunta. Si nos gusta, ¡chapó!, pero si no...
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