Tras muchos años trabajando en ello, ésta puede que sea una de mis últimas intervenciones en un proyecto municipal. La urbanización de la calle daría para una clase en una escuela de arquitectura, se los aseguro. Puñaladas, gente amable, nuevos amigos, familiares redescubiertos, una casa que no se terminaba de caer (más puñaladas), para terminar siendo un trabajo estupendo, una obra muy bien hecha con un resultado que salta a la vista. Muchos personajes han intervenido en ella, cada uno con su parcela de responsabilidad y su premio final. Bien está lo que bien acaba, volviendo a mi querido y sabio refranero.
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