Una simple llamada inesperada, un mensaje, una nota sobre la mesa... Cualquier cosa de este tipo puede descontrolarte, así que lo mejor es, cuando llega el momento, y tú sabes cuándo llegas, si puedes hacerlo, bajar todos los interruptores y regalarte un días para ti. A mi me llegó eso hoy.
Una semana sui generis, invertido el taletrabajo y la presencialidad, con reuniones, presiones varias, las desagradables caras de siempre y todo con el aderezo del calor infernal que hemos tenido en las islas, otrora afortunadas.
Lo malo será al regreso, después de haber pasado cuatro días desconectado de la realidad, pensando en lo que debo hacer y que nunca hago, en los lazos que debo desatar y que no logro hacer, en la vida de autómata.
pero no adelantemos acontecimientos. Carpe diem.

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