lunes, 18 de agosto de 2025

PARÍS (CRÓNICA II)


LAS EXPOSICIONES
Comentaba ayer que París en agosto es infernal, así que no me cebaré con este hecho, aunque se hace inevitable, puntualmente, mencionarlo.
La disculpa del viaje fue ir a dos exposiciones y así se gestó. Ambas estaban suficientemente re4servadas, día y hora, ubicados sus emplazamientos y estudiadas las opciones del antes y el después de las mismas. Finalmente las invertimos, a la Pinault Collection primero, pues la Bourse de Commerce quedaba a tiro de piedra del hotel, en la zona de la Ópera de Garnier. Escogimos un hotel céntrico para poder caminar, en la medida de lo posible. Para nuestros largos paseos utilizamos las piernas, por supuesto, el Metro y el Uber.
Empezamos por este museo, nada más abrir, disfrutando de la preciosa exposición de Céleste Boursier-Mougenot, de la que dice la web:
Este proyecto inmersivo transforma la Rotonda en un espacio propicio para la ensoñación, donde una piscina de 18 metros de diámetro llena de agua refleja el cielo a través de la cúpula del museo. Sobre esta extensión azul, cuencos de porcelana blanca, movidos por una suave corriente, generan sonidos melodiosos y encantadores. Estas vibraciones acústicas, creadas sin la intervención de un intérprete, son el corazón de la obra, una verdadera sinfonía del momento, que evoluciona con ondas invisibles.
Esta obra forma parte de una tradición donde el sonido se convierte en una sustancia viva, liberada de la música tradicional, y donde se invita al visitante a participar activamente en la experiencia. El título clinamen, tomado de la física epicúrea, se refiere a la trayectoria aleatoria de los átomos en movimiento, un concepto que resuena con la naturaleza inevitablemente cambiante e impredecible de la obra. Así, cada momento transcurrido en la instalación es único, ofreciendo una experiencia sensorial y temporal en constante renovación.
El artista confronta al visitante con la inmensidad del instante, donde el tiempo parece suspendido. Su obra cuestiona la frontera entre lo cotidiano y el arte, y sus objetos reutilizados, como cuencos, se transforman en sofisticados instrumentos capaces de producir sonidos sin intervención humana.
El espacio de la Bolsa de Comercio se convierte así en un lugar donde uno puede sumergirse en la escucha y la ensoñación, donde cada espectador es invitado a explorar su propia relación con el tiempo y la percepción del sonido. Con esta instalación, Céleste Boursier-Mougenot instaura un sutil diálogo entre la materia, la arquitectura y la presencia humana, creando un entorno donde el arte es una experiencia tanto individual como colectiva.
Llegamos media hora antes de la apertura de puertas, de manera que nos sentamos en uno de los cientos de cafés de la ciudad para tomar un ídem y una botella de Perrier (l'addition, s'il vous plaît. 9€) mientras hacíamos tiempo. A las 11 en punto, al acercarnos a la puerta, ya estaba formada la consiguiente y parisina cola, cola que evitamos porque preparar la visita varias semanas antes tuvo su fruto y la nuestra era algo asó como VIP y nos la ahorraba. Entramos como dos poderosos y nos sentamos bajo la cúpula a disfrutar del espectáculo mientras veíamos cómo la sala iba llenándose lentamente. Un disfrute absoluto.

NOTA. No olvides tener el solido encendido.





La segunda de las exposiciones, el verdadero leimotiv del viaje, lo que nos movió a darnos este inesperado salto a París, es la maravillosa retrospectiva que la Fundación Louis Vuitton, en su museo del Bois de Bologne (¡en sus 11 salas!), dedica al polifacético británico David Hockney (pintor, proyectista, escenógrafo, impresor y fotógrafo): DAVID HOCKNEY 25.



El edificio, obra de Frank Gehry, al norte del Bois de Bologne y a un paseo del Arco de Triunfo, nos dio la bienvenida a las 12:00h del mediodía, hora reservada para la visita, medio engañados, pues en tramos tan fácilmente al recinto que esperábamos estar solos. ¡Solos!, jajajajaj. No quiero imaginar cómo sería visitar la exposición sin cita previa.




En la primavera de 2025, la Fundación invita a David Hockney, uno de los artistas más influyentes de los siglos XX y XXI, a ocupar todo el edificio para una exposición excepcional por su escala y su originalidad. Reúne más de 400 obras suyas (de 1955 a 2025), incluyendo pinturas de colecciones internacionales, institucionales y privadas, así como obras de su propio estudio y de su Fundación. Hay obras en diversos medios, como óleo y acrílico, dibujo a tinta, lápiz y carboncillo, arte digital (obras en iPhone, iPad, dibujos fotográficos, etc.) e instalaciones de vídeo inmersivas. David Hockney ha participado personalmente en cada aspecto de la exposición y, junto con su socio y director de estudio, Jean-Pierre Gonçalves de Lima, ha optado por centrarse especialmente en los últimos 25 años, incluyendo también sus icónicas obras tempranas, ofreciendo a los visitantes una perspectiva única de su universo creativo, que abarca siete décadas. El artista ha participado en la composición de cada secuencia y la distribución de cada espacio, en constante diálogo con su asistente, Jonathan Wilkinson.
A modo de introducción, la exposición comienza, en el nivel del estanque, con una selección de obras emblemáticas de las décadas de 1950 a 1970, incluyendo los inicios de Hockney en Bradford ( Retrato de mi padre , 1955), su estancia en Londres y posteriormente en California. La piscina, un tema emblemático del artista, aparece en A Bigger Splash (1967) y Portrait of An Artist (Pool with Two Figures) (Retrato de un artista (Piscina con dos figuras)) , 1972. Su serie de retratos dobles está representada por dos obras principales: Mr. and Mrs. Clark and Percy (1970-1971) y Christopher Isherwood and Don Bachardy (1968).
La naturaleza adquiere cada vez más importancia en la obra de David Hockney en la década de 1980 a 1990 (como lo ilustra A Bigger Grand Canyon , 1998), antes de regresar a Europa para continuar su exploración de paisajes familiares.
El núcleo de la exposición se centra en los últimos 25 años, transcurridos principalmente en Yorkshire, Normandía y Londres. Este período, en la exposición, se inaugura con una celebración del paisaje de Yorkshire: el artista pinta un espino en una espectacular explosión primaveral ( May Blossom on the Roman Road , 2009); su observación del cambio de estaciones culmina en el monumental paisaje invernal Bigger Trees near Warter or/ou Peinture sur le Motif pour le Nouvel Age Post-Photographique , 2007, generosamente cedido por la Tate.
Durante el mismo período, David Hockney pintó a amigos y familiares en acrílico o en iPad, a la vez que trabajaba en autorretratos. La exposición presenta unos 60 retratos (Sala 4), que se exhibirán junto a sus "retratos de flores". Creadas en una tableta digital pero presentadas en marcos tradicionales, las obras tienen un efecto intrigante. Esto se evidencia en "25 de junio de 2022, Mirando las Flores (Enmarcado) ", donde se muestran juntas en la pared.
La primera planta de la Fundación (galerías 5 a 7) está dedicada íntegramente a Normandía y sus paisajes. La serie 220 de 2020 , realizada exclusivamente en iPad, se presenta en una instalación completamente nueva en la galería 5. Día tras día, temporada tras temporada, el artista captura las variaciones de luz. Una serie de pinturas acrílicas se exhibe en la galería 6, con un tratamiento del cielo sumamente singular, animado por toques vibrantes, que evocan sutilmente la obra de Van Gogh. En la galería 7, un panorama de 24 dibujos a tinta ( La Grande Cour , 2019) evoca el Tapiz de Bayeux.
Finalmente, una serie de reproducciones, que datan del Quattrocento y sirven como referencias importantes para el artista, abre la exhibición en el piso más alto ( La Gran Muralla , 2000). La pintura de Hockney se basa en referencias históricas del arte global que datan desde la Antigüedad hasta nuestros días. En la exposición, sus obras se centran en pinturas europeas, incluyendo obras del Renacimiento temprano, los Maestros Flamencos y el arte moderno. La primera parte de la exhibición en la Galería 9 muestra este diálogo con Fra Angelico, Claude Lorrain, Cézanne, Van Gogh, Picasso… Desde allí, ingresamos al estudio del artista, transformado en un salón de baile, reflejando la propia casa de David Hockney, donde músicos y bailarines son invitados regularmente a actuar.
Apasionado por la ópera, David Hockney ha estado ansioso por reinterpretar las escenografías que ha creado desde la década de 1970 en una nueva creación polifónica, en colaboración con 59 Studio. Los visitantes se sumergen en esta pieza musical y visual dentro del espacio expositivo más monumental de la Fundación (Galería 10).
La última sala de la exposición, más íntima, presenta las obras más recientes de David Hockney, pintadas en Londres, donde el artista reside desde julio de 2023 (Galería 11). Estas pinturas, particularmente enigmáticas, están inspiradas en Edvard Munch y William Blake: « Después de Munch: Menos se sabe de lo que la gente piensa » (2023) y «Después de Blake: Menos se sabe de lo que la gente piensa » (2024), donde la astronomía, la historia y la geografía se entrecruzan con la espiritualidad, según el artista, quien también ha elegido mostrar su último autorretrato en esta última sala.
Aparte de la gente, uno se integra rápidamente en el ecosistema de la exposición, una mezcla de nacionalidades y de edades que, como nosotros, intentan disfrutarla de la mejor manera posible, buscando un hueco frente a una obra, sabiendo que el recorrido se puede hacer sin prisa alguna. Primero las 11 salas de la exposición y, al mismo tiempo, del edificio.






















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LA ÓPERA
Sirva esta pequeña crónica de homenaje a mi amigo Paco, que nos dejó demasiado pronto, y al que ya estaría llamando para quedar a comer esta semana y contarle el viaje. No podrá ser.



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