miércoles, 9 de abril de 2025

¡LOS MEJORES! ♥

El lunes se despidió un amigo del trabajo, ayer empezó en un nuevo lugar. Los cambios son siempre complejos, él mejoraba sus condiciones laborales, justo en el momento de casarse y adquirir nuevas responsabilidades, de empezar una nueva vida. Trabajar para la Administración tiene su aquello, los políticos y sus satélites con poder no suelen tener capacidad de autocrítica y nunca ven la viga en el ojo propio, siempre la paja en el ajeno. Rara vez felicitan al que mejora, más cuando se trata de méritos propios, que costar cuestan. Exámenes continuos, oposiciones, listas interminables... Todo sea por acercar el centro de trabajo, mejorar el sueldo, la categoría y, por qué no, en algunos casos hasta el ambiente de trabajo.
¿Qué ocurriría si en vez de apretar las tuercas cada día, sin aceite ni grasa (o gracia), se premiara el trabajo, se cuidara al empleado, se agradeciera la labor bien hecha o utopías como éstas? Creo que la respuesta es automática, muchos se pensarían dos veces el quedarse. Muchas Administraciones han velado por sus empleados y han conseguido que afianzaran su plaza, claro que esto siempre depende de la buena disposición de muchas personas. Yo, que pasé hace años por un "concurso de méritos" pude saborear de primera mano lo que es la discrecionalidad y la subjetividad. A uno sólo le queda aguantar el tipo y seguir con la cabeza alta, la guerra suele estar perdida siempre.
Que un compañero nos deje -un buen compañero, los demás poco o nada importan- es siempre un momento triste por el vacío que deja, vacío que llenamos todos con la felicidad de saber que mejora. Lo veremos menos ahora, pero la relación perdura, los lazos continúan apretados, como debe ser. Obras son amores, y no buenas razones, dicen, y es cierto. Ni la ciencia ni la filosofía han podido explicar todavía el porqué del afecto entre las personas. Yo, que no soy ni una cosa ni otra, quiero creer que las relaciones se forjan y se fortalecen cuando la buena gente se cruza, nada más sencillo que esto.
Solo nos resta desearle lo mejor, superar el vacío, colocar nuevas piezas en el puzzle y, sobre todo, seguir viéndonos en esos almuerzos antológicos que las circunstancias crearon, como se crearon también ¡Los mejores!
♫ 
Celtas Cortos, *La senda del tiempo.

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