sábado, 25 de mayo de 2024

COROLARIO ANIMAL


Observar a los animales me devuelve las ganas de vivir, o por lo menos la mantiene, que ya es algo. Nos rodean tantas cosas no precisamente optimistas que algo tan simple como mirar cómo vuela un pato, observar el paseo de un burro sobre la hierba o fijarse detenidamente en los colores de un reptil, nos recuerda lo bonito que es el planeta y lo mucho que tenemos y debemos disfrutarlo porque está ahí para alimentan nuestros sentidos.
Durante la crisis mundial que aconteció a la pandemia del COVID, un compañero de carrera y amigo decidió quitarse de en medio, por decirlo eufemísticamente. ¿Cuán desesperado estaría para tomar este camino de one way ticket? Ahora vuelvo a pasar por una experiencia similar, más dura si cabe porque uno ya tiene una edad y la sensibilidad se multiplica con los años -al menos en mi caso-, más dura porque veo el sufrimiento de su amigo y apoyo, de su familia. 
Como no entendemos qué mecanismo activa irremisiblemente el interruptor que anula la marcha atrás, nos planteamos si pudimos hacer más para evitarlo, pregunta que ya no cuenta con respuesta.
Nos queda siempre llorar a los amigos que nos dejan y alimentarnos con lo que nos dejan. Los buenos ratos, la felicidad del momento, incluso aquello de "eso son rumores..."
La canción nos dice que algo se muere en el alma, yo añadiría que se pierde una pieza del puzzle que ya no podremos colocar. 
Nos queda, eso sí, el recuerdo y consolarnos con la belleza que siempre tenemos a nuestro alrededor.
Descansa en paz amigo.




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