Ya sabemos que la crisis, los políticos, las políticas, por separado o todo junto, nos ha traído precariedad en el trabajo, al menos a los afortunados por tenerlo, precariedad que se traduce en miedo en muchos casos. El miedo lleva a la desesperación en algunos casos, a la sumisión en otros, a la depresión e incluso, desgraciadamente al suicidio. Son muchos casos los que escuchamos de muertes en amigos o conocidos, que aparentemente gozaban de buena salud, pos infartos, ictus e incluso, repito, desgraciados suicidios. Pero ¿hasta dónde hemos llegado? ¿cómo nuestro bien amado estado del bienestar nos ha llevado a esta época de manifiesta infelicidad compartida?
Volviendo al trabajo, qué mal compañero de viaje es el miedo, a las represalias, a no estar a la altura, a pasar por el aro, a no provocar oleajes...Si además el que manda es un personaje que anima a sus subordinados al grito de ¿q u i é n e s e l j e f e?
Pero, a ver, ¿quién tiene realmente el poder? ¿ellos o nosotros? ¿Qué sería de ellos sin nosotros?
Claro que escribir es siempre más sencillo que actuar. ¿Y a qué nos lleva este estado? pues muchas veces, más de las que quisiéramos aceptar, a una depresión.
En fin, obras son amores y no buenas razones. Bendita clase media.
No hay comentarios:
Publicar un comentario