martes, 6 de octubre de 2015

MOTO, AGUA Y VICEVERSA

A quien le guste nadar sabe perfectamente la sensación de "soledad" que se tiene en la piscina. En el agua estamos con nosotros mismos, con nuestra respiración, con nuestros pensamientos. Las ideas en la cabeza fluyen al ritmo de las brazadas y para muchos no hay mejor manera para tomar una decisión que consultar con la piscina, nada de la chorrada de la almohada. 
Con la moto pasa algo parecido, conducirla -mejor con la visera subida, si la temperatura y el viento lo permiten- da una sensación diferente a conducir un coche, por ejemplo; el ruido del motor, el viento en la cara, la sensación de velocidad (no hay que correr mucho, se los aseguro), Cierto que la concentración en uno mismo pasa a un segundo plano porque hay que tener todos los sentidos puestos en la carretera, pero dar un paseo sin prisa, por una carretera sin tráfico, bajo el sol, es una maravilla. 

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