Pero como una puerta se cierra y otra se abre, o como sea el dicho, empiezo con verdadera expectación esta nueva joya que me ha llegado estos días a casa y que veo hace un momento al llegar del aeropuerto, cansado y harto de que sea ya imposible adelantar un vuelo -muchos en lista de espera-, ni siquiera un martes ni te cases ni te embarques. Nada, el aeropuerto de bote en bote.
Volviendo al libro, que ya empezaba a dispersarme, se trata de "Diez aves que cambiaron el mundo" (La historia de la humanidad a través de las aves), de Stephen Moss. Una lectura, espero, optimista porque la necesito. Ya esta mañana tuve un subidón al recibir la foto del niño leyendo ¡un libro!, sin atisbo de móvil cerca, en el aeropuerto de Oslo. Una imagen maravillosa y esperanzadora: no todo está perdido.


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