Paco, el apoyo con el que no contaba Pedro Sánchez
Un invitado de Sonsoles Ónega reveló que rompió con su novio por criticar al presidente del Gobierno.
Ángeles Caballero, 11 de julio de 2025.
Ocurrió el lunes 7 de julio, un poco antes de las siete de la tarde. El rótulo era conciso, perfecto para las pantallas de los bares, donde el ruido de la clientela gana al volumen de la tele: “El desengaño de Paco: ‘Juan Carlos solo me quería por mi dinero”. Resumamos y al turrón. Paco acudió a ver a Sonsoles Ónega porque, tras enviudar de Antonio —“se murió rotundamente”, dijo— comenzó una relación con Juan Carlos en el plató de un programa de televisión.
Desde el inicio asomaron las medias verdades, porque Juan Carlos mintió a su pareja cuando le dijo que era económicamente independiente y con propiedades en España y Portugal, cuando en realidad compartía piso con otras cuatro personas. “Que no pasa nada, que mucha gente en España vive de alquiler, pero que me lo hubiera dicho”, se lamentó.
Lo peor no fue que le gustara mucho “la grandeza” y la ropa de marca, sino que a Paco le pareció decepcionante que se rompiera uno de los acuerdos pactados desde el principio del romance. “Yo le dije que en mi casa no se hablaba de política porque yo no entiendo de nada ni me interesa entender. La política para los políticos. Pero él, cada vez que salía cierto político en televisión me lo ponía de aquella manera… y yo le decía: Juan Carlos, que hemos acordado que de eso no se habla, y estás en mi casa”, dijo contrariado.
Sonsoles, que es larguísima con los invitados, puso sonrisa coqueta, movió la cabeza así como con aires de despistada y respondió: “Yo sé que es cuando salía Pedro… Cuando salía Sánchez se ponía malo, porque yo ya lo vi cuando vino aquí…”. “Pues lo siento mucho, familia, yo he votado a Pedro Sánchez porque sacó lo de las parejas de hecho”, comentó Paco, esta vez con la voz entrecortada. “¡Eso es de Zapatero, Paco!”, respondió Ónega. “Bueno, pues Zapatero, pero gracias a él yo me casé con mi marido en 2005. Era tan educado, tan limpio…”.
Quizá aún estemos a tiempo y Moncloa pueda incluir en su resumen de prensa un apartado etiquetado como “Fruslerías que importan”. Quien dice Moncloa, dice cualquier gabinete de prensa que pretenda mirar más allá de su burbuja y de su ombligo. E incluiría en la mención con la que ningún asesor o estratega imaginó que contaría: Paco en Y ahora Sonsoles. Un guiño, un cariñito, una transfusión de sangre con la que el enfermo no contaba.
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Mi nuevo mejor amigo: Alberto
¿Desde cuándo se lucha contra el rival disparando al cadáver de su suegro?
Berna González Harbour, 12.07.2025.
Pedro, muchacho que está pasando por malos momentos en la escuela, ya tiene un amigo. Incluso un mejor amigo. Se llama Alberto y en el examen de fin de curso, el pleno extraordinario de esta semana en el Congreso de los Diputados, le echó una mano infinita que le salvó de lo que pudo ser una hecatombe.
Andaba Pedro braceando en el remolino tras haberse metido en demasiados líos, con miedo a haber perdido a todos los compañeros que le habían ayudado hasta la fecha con sus más y con sus menos, cuando Alberto, de apellidos Núñez Feijóo, salió al rescate. En lugar de concentrarse en él, atacó a su suegro muerto. Y Pedro, de apellido Sánchez, pudo empezar a respirar. Le acusó Alberto de tantas cosas mezcladas, inverosímiles o no probadas, desde lucrarse con los supuestos prostíbulos de su suegro a conocer de sobra la corrupción que anidaba entre sus mejores hombres, que lo que se volvió asqueroso fue el acto de acusar y no la acusación en sí. Porque, en realidad: ¿desde cuándo se lucha contra el rival disparando al cadáver de su suegro?
Si Feijóo aspiraba a mostrar la alternativa de decencia que había prometido, lo que enseñó fue la indecencia. Si aspiraba a ser el poli bueno en una pareja en la que Miguel Tellado es el malo, dejó a este la tarea de parecerse más a Putin o Kim Jong-un si quiere seguirle el ritmo. Y, si aspiraba a formar bloque con un socio próximo como Vox, lo que encontró fue a unos señores que se ausentaban del Parlamento para no oírse más que a sí mismos, ocupados como están en planear deportaciones en masa. Penosa democracia la que intentan mostrar quienes no escuchan a los demás. Penoso compañero de Alberto.
Enfrente e inmediatamente, Pedro Sánchez salió vivo. Por ahora. Yolanda Díaz mostró la mejor versión de sí misma al encender el fuego de un proyecto social en el que vivienda o dependencia ocupen el centro, y lo hizo con tanto entusiasmo que una se pregunta por qué no se ha empeñado antes. Por qué su proyecto se desmenuza en divisiones bajo un liderazgo anestesiado.
Ahora, Alberto se ha gustado tanto que prepara más preguntas en el Congreso para atacar al suegro muerto. Más basura, más indecencia que ayudará a salvar a la izquierda. Pero conviene que Pedro no se duerma en los laureles y que los suyos no den por terminado el “duelo” por el caso Cerdán. Porque Alberto no siempre le salvará y, en última instancia, solo deberá salvarse por sí mismo.


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