Las tecnologías más imposibles
Alfonso Araujo
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La ficción ha sido fuente de constante inspiración para la
ciencia desde tiempos remotos; Da Vinci conocía las leyendas de Dédalo e Ícaro
y algunos de sus primeros bosquejos para hacer que el hombre volara no estaban
tan alejados de literalmente ponerse unas alas en la espalda. Ya en los tiempos
vertiginosos de la ciencia moderna, hemos cumplido con las más fantásticas
predicciones de Julio Verne en “20 Mil Leguas de Viaje Submarino” (1869) y “De
la Tierra a la Luna” (1875), aunque tenemos pendiente la asignatura de viajar
al centro de la tierra, que aunque la tenemos más cerca plantea problemas
técnicos formidables.
Pero la ciencia ficción y el futurismo se van convirtiendo
en realidad paso a paso y ya no tienen que pasar 100 años para que suceda, como
con el viaje a nuestro satélite. Tan cerca como 1973, la serie de “El Hombre de los Seis
Millones de Dólares” nos mostraba visiones de un ser humano con partes
cibernéticas, y este mismo año hemos visto el anuncio del primer
brazo artificial totalmente controlado por la mente.
En la misma vena tenemos hologramas (imaginados también por
Verne en 1893),
tecnología de clonación, células madre con GPS, manipulación de
partículas subatómicas y un largo etcétera. Y quizá, con los avances que vemos
en las diferentes ramas de la ciencia, antes de 100 años también tengamos otras
cosas como control preciso del clima, colonización de planetas, grabación de
memorias, ó desarrollo de simbiotas especializados, estos últimos imaginados
por John
Varley.
Como dice Arthur C. Clarke, “cualquier tecnología lo
suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”, y en el futuro veremos
cosas que incluso a nosotros que hablamos casualmente de nanobots que
atacan cáncer, nos parecerían mágicas e inimaginables ahora mismo. Pero por
otro lado, hay algunas imágenes clásicas de ciencia ficción con las que estamos
muy familiarizados, que no parecen tener solución.
Voy a poner aquí una lista de cinco de esas tecnologías con
las que hemos soñado ya por mucho tiempo, y pedirle a los lectores que las ordenen
de más a menos probable, dejando al último la que consideren “más imposible”.
Yo mismo también pondré mi opinión la semana entrante, para ver si estamos
todos más o menos de acuerdo.
He aquí cinco de nuestros más caros anhelos:
1. MINIATURIZACIÓN
Desde luego no hablo de nanotecnología, que es tomar piezas
que ya son pequeñas y usarlas para armar cosas igualmente pequeñas. No, quiero
decir la miniaturización en el sentido clásico, como en la película “Viaje Fantástico” (1966),
en donde para salvar la vida de un hombre, un equipo especial se mete en un
submarino que es reducido y luego inyectado en su sangre; o bien como el rayo
que redujo la ciudad kryptoniana de Kandor al
tamaño de una botella, que Supermán cuida en su fortaleza. Teóricamente debería
de ser posible, pues las partículas del universo partieron de un momento de
alta concentración pero, ¿podremos alguna vez miniaturizar estructuras
complejas con un Rayo Reductor?
2. EXPLORACIÓN DE AGUJEROS NEGROS
Estos fascinantes fenómenos astronómicos se han estudiado ya
por décadas, primero predichos matemáticamente y en nuestros días, pueden ser descubiertos y
observados por sus efectos gravitacionales. Pero a lo que me refiero es a ir directamente
allá y estacionarse cerca de su horizonte de eventos,
al estilo de la película “The
Black Hole” (1979), sin ser despedazados en el intento.
3. TELE-TRANSPORTACIÓN
Esta es quizá una de las tecnologías más deseadas, desde que
Star Trek la popularizó en los sesentas y el Capitán Kirk y compañía visitaban
con ella planetas improbablemente llenos de romanos o
de gángsters.
Pero es también una de las más increíblemente complejas y peligrosas. Y no sólo
porque si no tenemos cuidado, la máquina nos puede fusionar con una mosca que
se cuele en el tele-transportador, sino porque para que funcione, el cuerpo original
debe ser destruido, y reconstituido en otro lugar. Esta tecnología plantea
varias preguntas filosóficas: ¿la persona transportada es la misma? Si la
conciencia y la memoria sobreviven a este proceso destructivo-creativo, ¿qué es
entonces la conciencia? Pero además de esto, la dificultad técnica es hoy
simplemente inimaginable: el año pasado se logró tele-transportar el estado
cuántico de un fotón a
25 kilómetros de distancia. ¿Algún día le podremos decir a Scotty que nos saque
cuanto antes de ese planeta de alienígenas verdes?
4. INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Algunos dicen que la prueba de Turing ya ha sido superada.
Hay avances increíbles en la expresión robótica de emociones. Stephen Hawking y
Bill Gates están
preocupados de los peligros que podrían significar las generaciones futuras de
máquinas inteligentes. Pero nada de esto es la verdadera IA, como la imaginamos
en las películas, sino que son simplemente programaciones más y más
sofisticadas, que pueden emular cada vez mejor el comportamiento inteligente (y
en el caso de los miedos referidos, la razón calculadora y fría). A lo que nos
referimos es a la verdadera IA: una creación como los androides de “Blade
Runner”, “Yo Robot” e infinidad más, que se reconocen como seres conscientes, y
se hacen preguntas. En otro espacio hablé de la importancia del androide consciente
en la moderna literatura de ficción, como medio de hacernos preguntas filosóficas:
es el moderno gólem que se rebela ante su creador y que, como HAL, tiene miedo
de morir.
5. MÁQUINA DEL TIEMPO
Por último, el Santo Grial de la ciencia ficción: la
habilidad de viajar en el tiempo al estilo de Dr. Who en su Tardis. La famosa “Paradoja de los
Gemelos”, un efecto de la relatividad, nos dice que podría haber forma de
“viajar al futuro” usando altas velocidades, pero eso no es lo que queremos: lo
importante es meterse a la máquina para ir a conocer a Sócrates o a Napoleón.
Las ecuaciones que describen el universo pueden ser resueltas con valores
positivos y negativos de tiempo; y esas partículas hipotéticas llamadas taquiones podrían
hacer cosas extrañas viajando más rápido que la luz; de modo que algo de
esperanza teórica puede haber pero, ¿en realidad algún día podríamos visitar a
Genghis Khan? ¿O nos tendremos que conformar con sofisticadas realidades
virtuales como el Holodeck?
Este artículo nos lo envía Alfonso Araujo, ingeniero y
actualmente profesor de economía contemporánea en la Universidad de Hangzhou en
China. Puedes visitar su blog “El
mundo es extraño”.
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