Dormir mucho con mis perras es casi imposible, a pesar de ser una desapacible, gris y lluviosa mañana de sábado sin demasiadas cosas que hacer. Pero no, ellas tienen su ritmo de pises y cacas y eso no hay quien lo cambie, así que a las 7:30 ya estaba yo danzando por la casa, congelado, y ellas en el jardín tan felices. Así que lo mejor fue abrigarme y salir a la calle: comprobación de mi apartado de correos, desayuno, pequeña compra en el supermercado (1€ incluido a la señora que pide en la entrada del parking), compost y tierra del vivero cercano para rellenar unas macetas y a casa. Ahora ellas duermen a pierna suelta, como no podría ser de otra manera, y yo dispuesto a ordenar el garaje después de comprobar los niveles del coche, dejar una sopa de verduras cocinándose a fuego muy lento y actualizar un par de cosas pendientes en el blog.
¡Feliz sábado a todos!
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