Soy una de esas personas que no lleva bien el cambio de hora, una de esas que entra en las estadísticas de las que nos hablan los artículos majaderos cada año cuando cambiamos la hora. Aparecen psicólogos y psiquiatras con su diatriba sobre los males malísimos de esta costumbre que parece tiene los días contados, a ver si es verdad. Ayer ya empezaba a hacerse de noche una hora antes, y esta mañana estaba con los ojos como platos a las 03:30h. Terrible, pero es lo que hay. Doble café para comenzar el día, orden en la mesa tras un fin de semana de trabajo y música de Wagner para insuflarme la energía que necesito. "El holandés errante", precisamente la próxima ópera que disfrutaremos en la calatravada de Tenerife. Otra mañana más de teletrabajo con cuatro cosas urgentes; empezaré por la primera.

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