Trabajo con mujeres, tengo madre y hermanas, tuve abuela y hasta bisabuela, sobrina, amigas, tías, primas (pocas), ahijadas y les tengo respeto. Toda la vida mi madre ha sido la mejor diplomática de carrera que he visto, no sólo con mi padre sino con sus hijos, sus amigos, con la vida en general; también trabajo con una mujer y con los años, la relación ha trascendido de amiga a familia, siendo ella la que a estas alturas me motiva para seguir adelante -les aseguro que, si no, habría tirado la toalla hace mucho tiempo-.
En mi trabajo de las mañana la administrativa/ compañera con la que comparto el tiempo es mi absoluta brújula, me guía y me apoya, cosa difícil en una isla desierta rodeada de tiburones y tiburonas, siendo el café que me empuja a seguir, incluso antes del primer café de las 5 en el Bar de Mariano, así como las demás compañeras ingenieras que se han convertido en mis bastones del día a día.
Mis amigas, con las que hablo mucho, me entienden y me aconsejan siempre sabiamente, se preocupan por mi de esa manera que agradeces al instante; esas amigas a las que permites que te den un consejo que no les has pedido, esas mismas.
O mi prima M, que lucha incansablemente por mantener viva nuestra memoria histórica y recuperar tantos muertos olvidados.
Vuelvo cada semana a casa de mi madre, veo a mis hermanas y a mi sobrina, disfruto del paso del tiempo con ellas, palpo el inexorable paso del tiempo, cosa que me cuesta asumir, qué se le va a hacer.
Leía ayer el ensayo de Javier Peña "Tinta invisible", donde decía que "como cualquier artista, un escritor es, por definición, una persona extremadamente sensible; alguien que percibe el mundo de manera, digamos, amplificada; alguien, por tanto, más expuesto a sentir dolor (...)". No seré tan pretencioso de verme como un escritor pero sí cómo un artista -¿cómo no va a ser un arquitecto un artista?- (vale, los habrá buenos y malos, esto no lo discuto, pero no es importante para lo que escribo).
Agradezco infinitamente lo que aportan en mi vida las mujeres, nunca podré hacerlo suficientemente, y espero que ellas lo sepan.
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