sábado, 11 de enero de 2025

"UNOS PEQUEÑOS JUEGOS"

Me pregunto muchas veces la razón de por qué la Iglesia católica no entona el mea culpa, por qué le cuenta aceptar su realidad acerca de la pederastia. Está ella bonita para dar lecciones morales del tipo que sea, ¡vade retro! Otra vuelta de tuerca: el pasado diciembre se homenajeó a un cura llamado Manuel Rodríguez Hermelo, denunciado por abusos sexuales por un exalumno del seminario Tui-Vigo entre 1969 y 1971; dos años de jueguecitos, que se dice rápido.

La diócesis de Tui-Vigo consiente homenajear a un cura acusado de pederastia
El sacerdote, Manuel Rodríguez Hermelo, niega haber cometido abusos sexuales a menores: “Estuve en el Seminario Menor y hubo unos pequeños juegos, pero no llegaron a eso”.
Sara Castro, 11.01.2025

La parroquia de Santa Marta, en Pontevedra, celebró el pasado 19 de diciembre una eucaristía de acción de gracias por el 65º aniversario de ordenación sacerdotal de Manuel Rodríguez Hermelo, quien fue el primer sacerdote tras la fundación del templo en 1994 y estuvo al frente de ella hasta agosto de 2021. La diócesis de Tui-Vigo permitió el homenaje y lo reportó en su página web y en sus redes sociales, aunque el viernes borró las publicaciones horas después de ser contactada por este diario. Conocía desde el mes de mayo, a través de EL PAÍS, que este cura está acusado por abuso de menores por un exalumno del Seminario Menor de Tui entre 1969 y 1971, un caso que estaría prescrito para la justicia. El testimonio estaba incluido en el quinto informe que este diario entregó el pasado 30 de mayo al Defensor del Pueblo, a la Conferencia Episcopal Española (CEE) y al Vaticano con 79 nuevas acusaciones de pederastia contra 87 clérigos, una información que obliga a los obispos a abrir una investigación, según la normativa dictada por el Papa.

Uno de los acusados es Rodríguez Hermelo. La persona que lo denuncia, cuya identidad estaba protegida en el informe, al igual que la del resto de testimonios, es Gonzalo Tomé Fernández, de 68 años. Ahora desea salir a la luz para reafirmar su acusación, que también ha comunicado a la oficina de atención a las víctimas de pederastia en la Iglesia del Defensor del Pueblo. Él no se muestra sorprendido con el homenaje. “Por desgracia, las cosas funcionan así”, opina.

El sacerdote, contactado por este diario el pasado martes, se mostró desconcertado y muy sorprendido. En una llamada telefónica, negó haber cometido abusos sexuales a menores: “Yo estuve en el Seminario Menor y hubo unos pequeños juegos, pero no llegaron a eso”. En ese momento la llamada fue interrumpida. Tampoco fue posible recuperar la conversación al realizar un segundo intento: “He cortado yo, no vuelva a llamar, por favor”, respondió una mujer que atiende las llamadas de la residencia de Vigo donde el cura vive actualmente.

Rodríguez Hermelo, octogenario y natural de Aldán (Pontevedra), fue ordenado en 1959. A lo largo de su vida fue rector del Seminario Menor de Tui y del Seminario Mayor de Vigo, delegado diocesano de Pastoral familiar, profesor de religión en distintos institutos gallegos, párroco de Santa Marta y presbítero del arciprestazgo Vigo-As Travesas.

El vicario de Pastoral de la diócesis de Tui-Vigo, José Vidal Novoa, reconoce tener constancia de las acusaciones del quinto dosier de EL PAÍS con “los supuestos casos de abuso sexual”, aunque alega que en este se conocen los nombres de los acusados, pero no los de las víctimas. Motivo por el cual, explica, el obispado no impidió el homenaje a Rodríguez Hermelo, lo que supone desobedecer las normas del Papa. Precisa no haber recibido ninguna acusación contra el cura por los canales que su entidad tiene habilitados para investigar estas denuncias. Cuenta que su diócesis se comunicó con este diario para solicitar el contacto de los denunciantes y facilitarles los canales que su entidad tiene habilitados para recoger las acusaciones.

EL PAÍS siempre informa a las personas que relatan abusos de los canales para ponerse en contacto con la Iglesia y aportar personalmente su testimonio, pero muchas prefieren no hacerlo, y la mayoría de las que lo hacen quedan decepcionadas por la atención. Hace dos meses este diario publicó un análisis de 113 casos y casi todos, 108 denunciantes de abusos, acusaban a obispos y órdenes religiosas de no contestar a sus correos, alargar los procesos y obligarles a firmar cláusulas de confidencialidad, prohibidas por el Papa. Tomé comenta que prefiere no ponerse en contacto con la diócesis: “Me parece una burla como actúa la Iglesia ante estos casos, es como preguntarle a la persona que me dio un puñetazo cuántos más me va a dar”.

Las normas aprobadas por el papa Francisco en 2019 para acabar con el encubrimiento obligan a cualquier obispo o superior religioso a abrir una investigación interna ante cualquier información de un posible caso. Las reglas del Vaticano son muy claras, resumidas en el vademécum publicado en julio de 2020. La notitia de delicto, es “toda información sobre un posible delito que llegue de cualquier modo al Ordinario o al Jerarca”.

No es necesario que se trate de una denuncia formal (artículo 9). Puede llegar de cualquier modo, también por los medios de comunicación (artículo 10). Incluso, sin datos precisos debe ser estudiada y si es verosímil debe abrirse una investigación previa (artículos 13 y 16), que luego hay que enviar a Roma, a la Congregación para la Doctrina de la Fe (artículo 69).

“Sabemos esta normativa y hemos hecho la investigación hasta donde hemos podido. Ya no voy a contestar más preguntas”, responde Vidal por mensaje al consultarle si conoce estas reglas. Además de este caso, la diócesis de Tui-Vigo cuenta con nueve acusaciones más de abuso contra otros religiosos, según la base de datos elaborada por este periódico. Vidal cuenta que “lamentablemente” a lo largo del tiempo sí recibieron incriminaciones contra otras personas, respecto a las que, asegura, ya han tomado medidas.

Gonzalo Tomé Fernández acusa a Rodríguez Hermelo de abusar de él entre 1969 y 1971 en el internado del Seminario Menor de Tui, ubicado en Pontevedra. “Aparecía en mi habitación por la noche, me acariciaba y me masturbaba por encima de las sábanas, nunca metió la mano dentro. Me iba haciendo caricias, me besaba en el cuello y en la oreja. Incluso, alguna vez en la boca. Con la mano me masajeaba hasta que yo eyaculaba. Entonces, yo me hacía el dormido y él se iba”, relata.

Tomé, de origen gallego, pero residente fuera de esta autonomía, cuenta que Rodríguez Hermelo era el único sacerdote del Seminario Menor de Tui que no vestía el hábito por aquel entonces. “Era campechano, un poquito más liberal que el resto de los curas, iba de paisano con un traje y un alzacuellos pequeñito. Por ello, nos caía muy bien a todos”, recuerda. Sospecha que no fue el único que vivió una situación como la que relata, aunque dice que nunca lo comentó con los demás compañeros: “Había un respeto porque mandaba en el colegio”.

Antes de cumplir los 12 años, relata este exalumno, los menores dormían todos juntos en una sala grande con camas bajas. Tomé dice que todavía se acuerda de los baños, localizados cerca de la puerta. Comenta que a partir de los 13, intentaban desplazarlos a habitaciones individuales divididas en dos plantas con unos pasillos muy largos, según rememora: “Era entonces cuando se producían los abusos, siempre de noche y en silencio. Me metía en cama con un poco de miedo, deseaba dormirme y que no apareciese”. Explica que los sacerdotes también tenían sus habitaciones dentro del internado.

El exseminarista asegura que Rodríguez Hermelo le dejaba marcharse del centro los fines de semana para poder trabajar, pagar el internado y ahorrar un poco. Considera que era un favor muy grande porque su familia necesitaba dinero. Sin embargo, nunca le contó a sus padres nada sobre las agresiones sexuales. “Para ellos él era una persona muy respetada. Una vez al curso este sacerdote me llevaba en coche a mi casa, localizada en una pequeña aldea, y mis padres le preparaban una merienda grande, a pesar de que no íbamos sobrados”, recuerda.

Su testimonio fue incorporado en el quinto dosier de EL PAÍS. Como ocurrió con los anteriores informes elaborados por este periódico, la CEE reenvió los casos a los obispados y órdenes religiosas correspondientes para que, como obliga el derecho canónico, abrieran una investigación y, posteriormente, decidan sobre una posible reparación a las víctimas. Desde 2021, este diario ha remitido a la Iglesia católica un total de 783 testimonios con acusaciones de abusos, más de 1.600 páginas de relatos que aún esperan una respuesta. EL PAÍS también lleva la única base de datos sobre el escándalo, que en este momento registra 1.534 acusados con al menos 2.817 víctimas.

Cuando se produjo el homenaje a Rodríguez Hermelo, un excura contactó con EL PAÍS indignado, pues asegura que mientras estuvo en el Seminario Menor de Tui entre 1982 y 1985, y en el Seminario Mayor de Vigo entre 1987 y 1993, las acusaciones contra Hermelo eran vox populi, aunque él nunca padeció ninguna situación similar a la relatada por Tomé y no coincidió con él durante su etapa formativa. La eucaristía en su honor le parece “una vergüenza”.

El obispo de Tui-Vigo cuando ocurrieron los hechos era José Delicado. Le sucedieron José Cerviño en 1974, José Diéguez y Luis Quinteiro, quien ostentó el cargo hasta el 20 de julio de 2024. Este último fue el que recibió la acusación contra Rodríguez Hermelo. En el pasado, Quinteiro ya fue cuestionado por su gestión del escándalo de los Miguelianos, que terminó en 2018 con una condena de nueve años por abuso sexual al líder de esta asociación con rasgos de secta. En el juicio, el obispo admitió que no denunció el caso a la justicia y se limitó a apartar al acusado e incoar un expediente canónico. Tras su renuncia por edad, el prelado Antonio Valín le sucedió en el puesto.

Un amigo de Tomé de aquel entonces le contó que otro alumno, que ahora es cura en Pontevedra, se encaró con Rodríguez Hermelo y le acusó de forma pública en el Seminario Mayor de Vigo. “Sucedió cinco años después de que abusara de mí. Delante de más compañeros le dijo que se dedicaba a hacer estas cosas”, explica. Este sacerdote asegura, en una llamada con este diario, no recordar nada sobre abusos sexuales. Dice que han pasado muchos años y que no desea saber más sobre estos asuntos.

PD. Lista con los 87 acusados por pederastia en la Iglesia española en el quinto informe de EL PAÍS. Consulte la relación de clérigos y seglares señalados, con la fecha y lugar de los hechos, recopilados en el nuevo dossier entregado al Vaticano, la CEE y el Defensor del Pueblo.

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