Hace muchos años tuve una conversación con un importante cargo político municipal y le pregunté la razón del gasto ímprobo en fiestas en detrimento de los servicios sociales, las viviendas de protección, guardería y geriátricos, etc. Me contestó a lo de las fiestas raudos: porque si no, no te votan. Si hubo respuesta a lo demás no lo recuerdo, aunque me temo que mis preguntas se las llevó el viento.
Siempre he echado en falta en los ayuntamientos verdaderas políticas sociales con partidas importantes, dotadas con los mayores presupuestos y siempre por encima de otras cosas tales como fiestas (léase incluso corridas de toros y barbaridades similares). Las guardería y geriátricos, sobre todo, así como las viviendas sociales deben ser la prioridad absoluta. Pan y circo sí, qué se le va a hacer, pero en un segundo plano. Los festejos son importantes, lo sé, no vallamos a llegar a que se haga realidad la idea de una purga anual con carta blanca, aunque visto lo visto ya uno no sabe hacia dónde nos dirigimos.
Si los filósofos que siempre se han preguntado ¿de dónde venimos, quiénes somos y adónde vamos? levantaran la cabeza...
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