domingo, 12 de enero de 2025

LA MALARIA


Por circunstancias del Pasado pasé, entre unas cosas y otras, 6 meses en Nairobi (en otra de mis vidas anteriores, que diría mi amiga G). Aparte de los animales que vi en los diferentes safaris por Kenya, mi rude English aprendido y conducir un Jeep allí -experiencia innecesaria y olvidable absolutamente (carné de conducir falso incluido)- sin percance alguno, me obsesioné con la figura de Patarroyo. En aquella época Juan Pablo II viajaba a África con sus arengas contra los métodos anticonceptivos, la misma época donde el SIDA campaba a sus anchas en el continente (recuerden, santo subito) mientras Irak invadía Kuwait y el mundo daba una nueva vuelta de tuerca con la Primera Guerra del Golfo. En fin, el mundo ha cambiado, a peor, y la malaria sigue ahí tan campante. ¿Cómo era posible encontrar un científico que a la vez fuera filantrópico y que buscara una vacuna contra esa enfermedad para regalarla al mundo? Pues sí, existía Patarroyo, que desgraciadamente acaba de morir.
la vacuna nunca se ha comercializado, imagino que por una suma de razones que empezarán con la desgracia de que la malaria afecta, sobre todo, al tercer mundo. Otro gallo cantaría si ésta fuese una epidemia en occidente. Pero es lo que hay, así son las piezas del juego. Con el SIDA se ha avanzado mucho, con la malaria no tanto y Juan Pablo II es santo ya.
Pasando a una buena persona, veamos un resumen del ChatGPT (me encuentro vago esta mañana para bucear más en el tema) sobre el insigne científico:
Héctor Luis Patarroyo, conocido principalmente por ser el creador de la primera vacuna sintética contra la malaria, ha tenido un enfoque filantrópico a lo largo de su carrera, aunque este no siempre ha sido tan visible como su trabajo científico.
Patarroyo, nacido en Colombia, ha centrado gran parte de sus esfuerzos en promover la investigación científica en áreas de gran impacto social y de salud pública, particularmente en el contexto de América Latina. Su vacuna contra la malaria, aunque no llegó a ser adoptada globalmente por diversas razones, demostró la posibilidad de desarrollar soluciones médicas innovadoras utilizando técnicas de biotecnología. Este tipo de innovación puede tener un gran impacto en regiones empobrecidas y afectadas por enfermedades como la malaria.
Además de su trabajo científico, Patarroyo ha sido un defensor de la importancia de la ciencia y la tecnología en el desarrollo social. A lo largo de su carrera, ha participado en la formación de nuevas generaciones de científicos en Colombia y ha promovido la idea de que la ciencia debe estar al servicio de los más necesitados. En ocasiones, ha sido crítico con las estructuras de poder y las instituciones internacionales, especialmente en lo que respecta a la accesibilidad y distribución equitativa de los avances científicos. También ha manifestado en varias ocasiones su preocupación por la desigualdad en el acceso a tratamientos médicos y por el impacto que la falta de recursos puede tener en países en desarrollo. Aunque no es ampliamente conocido como un filántropo en el sentido tradicional, su legado en la ciencia y su visión de utilizar la investigación para mejorar la calidad de vida de los más vulnerables tiene un fuerte componente filantrópico.
La faceta filantrópica de Patarroyo se relaciona principalmente con su compromiso de usar la ciencia como herramienta de cambio social, mejorar la salud pública global y su contribución a la educación y formación científica en Colombia y otras regiones.
Santo subito.


PD. Una vida dedicada a la investigación y una clara obsesión: lograr la vacuna contra la malaria. Esa sería, en una cápsula, la descripción del importante recorrido realizado por Manuel Elkin Patarroyo médico y científico colombiano fallecido a los 78 años y que recibió el Premio Príncipe de Asturias en 1994 por sus aportes a la humanidad con su vacuna experimental SPf66, reconocida como un avance crucial hacia el pleno desarrollo de una vacuna que erradique ese mal que afecta a 260 millones de personas en el mundo y por el cual mueren al año casi medio millón de los infectados. La malaria afecta especialmente a los menores de cinco años que viven en el África subsahariana. 
Patarroyo estudió Medicina en la Universidad Nacional de Colombia e hizo estudios de especialización en Virología en la Universidad de Yale y de Inmunología en la Universidad Rockefeller. En Colombia fue director del Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios en Bogotá y, además de ser profesor en la Universidad Nacional, también lo fue en calidad de asociado en las de EE.UU. y Suecia.

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