domingo, 19 de mayo de 2013

ARTE EN LA LAGUNA

El jueves tarde en el bar Carrera, en La Laguna, con un amigo arquitecto para hablar de un posible proyecto suyo y darle algunos consejos, pues ya se sabe que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Él es el hijo de un compañero de colegio desde niños y he visto cómo se ha hecho arquitecto; el pobre, vaya una época para terminar la carrera. Pero es lo que hay y yo le ayudo en lo poco que está en mi mano. Pues bien, dos cafés para hablar un poco de nuestra maltrecha profesión y ahora a cruzar los dedos para que le encarguen ese proyecto. El sábado cena con los amigos, divertida pero algo cara. Nos reímos mucho y volvió a quedar constancia que nos queremos, a pesar de no parecernos nada unos a otros, y ya ni hablar de nuestras tendencias políticas...
Esta mañana de domingo me di un paseo mañanero en moto, terminando en la calle San Agustín frente a un café y sentado con mi amigo Luis hablando de lo humano y lo divino de estos días que nos han tocado vivir y de los tarados emocionales que encontramos a nuestro alrededor cada día, de los que conviene alejarse como si se tratasen de agujeros negros. Nos dimos un salto después por la Sala de Exposiciones del Instituto Cabrera Pinto, que por cierto restauró nuestro estudio hace un par de años, para ver las últimas adquisiciones de la Fundación Coca-Cola, con algunas cosas muy interesantes. De allí, paseando, de vuelta a la moto bajo el sol y a casa. Me espera ahora un par de capítulos de la Temporada I de Homeland y poco más. Se terminó el fin de semana.




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