Se acerca San José y, como cada año, me regalo un libro, a sumar éste a los que espero me regalen en casa de mis padres y padrinos. Hoy recogí en mi librería de referencia La Isla mi autorregalo y, de camino, otro que había pedido la semana pasada con la intención de disfrutar su lectura (cada uno el suyo, todo sea por la comodidad) junto a un buen amigo con el que comparto aficiones, confidencias, el amor por los principios de los libros, los libros en si mismos, y un steak tartar de vez en cuando. El LORD JIM de Conrad es el libro que compartiremos y comentaremos, el cual quiero empezar a disfrutar este mismo fin de semana. Por otro lado, el onomástico regalo que me he hecho este año es "La seducción de las palabras", de Álex Grijelmo (un recorrido por las manipulaciones del pensamiento).
Veamos sus comienzos:
Lord Jim, Joseph Conrad
Por dos dedos, quizá un poco más, no superaba el metro ochenta, era de complexión fuerte y avanzaba hacia uno con paso firme, los hombros ligeramente caídos, la cabeza echada hacia delante y la mirada baja, clavada en su objetivo; recordaba a un toro dispuesto a embestir. Tenía una voz profunda, sonora, y sus gestos expresaban una tenaz confianza en sí mismo carente de cualquier agresividad. Diríase más bien una obligación, y, al parecer, no solo consigo mismo, sino con todos los demás. Su aspecto era impecable, iba ataviado de blanco níveo desde el sombrero hasta el calzado, y era muy conocido en los diversos puertos orientales donde se ganaba la vida como corredor comercial de proveedores de buques.
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La seducción de las palabras, Ález Grijelmo
Nada podrá medir el poder que oculta una palabra. Contaremos sus letras, el tamaño que ocupa en un papel, los fonemas que articulamos con cada sílaba, su ritmo, tal vez averigüemos su edad; sin embargo , el espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales, etéreos y livianos del ser humano.
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