Somos todos muy diferentes, más o menos simpáticos, más o menos amables, más o menos felices, en definitiva. A lo largo de nuestra vida nos cruzamos con un sinfín de personas y por eso que aún no han sabido explicar ni filósofos, ni neurólogos, ni psiquiatras, nos unimos a ciertas personas y dejamos pasar a otras o, incluso, las aborrecemos.
Como más sabe el diablo por viejo que por diablo, más tarde o más temprano uno va aprendiendo -o al menos así lo quiero creer- quién suma y quién no. ¿Qué mueve a las personas a ser desagradables unas con otras? Compañeros de trabajo, amigos, familiares... ¿No sería más sencillo si fuésemos por la vida siempre con una sonrisa en la cara? La procesión se lleva por dentro, claro está, cada uno tiene sus propios problemas, pero ¿tienen los demás la culpa de ello? Recuerdo un anuncio americano donde una persona se cruzaba en un ascensor con otra malencarada y, sin perder la sonrisa, abría su bolso y le ofrecía una pequeña caja que no era otra cosa que pastillas para el estreñimiento. Constipation o no, cuesta lo mismo una cara agradable que la contraria, una palabra entusiasta que el continuo sarcasmo, un más que un menos.
La falta de empatía que se deja ver, incluso en amigos cercanos, siempre me ha parecido un tema fascinante para estudiar, quizá porque he tenido la suerte (es ironía) de conocer a personas realmente tóxicas. Narcisistas, egoístas, amargados, tóxicos todos. Pasivo-agresivos, egocéntricos, de actitud no colaborativa, con los que siempre la comunicación se torna confusa, tensa o agresiva, de manera que uno termina callándose para evitar conflictos. De estas personas, verdaderos agujeros negros que todo lo absorben, debes cuidarte como de la peste si no quieres acabar en una espiral de culpa o inseguridad, de cansancio emocional e incluso de pérdida de autoestima.
¿Cómo llegan estas personas a ser así? El buenismo generalizado los exculpa: la vida misma, sus infancias, familias disfuncionales, inmadurez, mimetismo (a fuerza de compartir la almohada, se comparte el alma); otras teorías son más duras con ellos: trastornos de personalidad, simple narcisismo o puro egoísmo.Sea una cosa u otra, nada justifica el daño que pueden llegar a causar.
No podemos olvidar al celoso, inseguro emocionalmente, posesivo y con igual falta de empatía y asertividad. Un cóctel igualmente explosivo que, unido a su complejo de inferioridad lo hace necesitado de tener el control, sumamente desconfiado y ávido de atención y de aprobación constante. Así, la combinación celos+narcisismo+toxicidad los termina aislando socialmente.
No olvidemos que esta gente todo lo lleva a su terreno: yo, yo, yo; como les cuesta escuchar, sólo esperan su turno para hablar, son incapaces de alegrarse por los éxitos ajenos (restan importancia a tus logros: bah, tampoco es para tanto), expertos en meter un comentario envenenado para rebajar el entusiasmo ajeno. Siempre señalan los defectos de los demás, sus comentarios suelen ser irónicos, sarcásticos y despreciativos, ni felicitan ni reconocen pero sí encuentran el más mínimo fallo, el mundo siempre les debe algo.
¿Qué podemos hacer nosotros antes una
persona con estas características tan luminosas a la que hemos calado? De entrada, debes saber que tu cuerpo y tu intuición las detecta antes de tu mente, así que no discutas con ellas, el narcisista sólo quiere ganar, no resolver nada. Como dice Keanu Reeves, el gurú del sentido común a la par que actor, buena persona y amante de los animales, lo
importante es no tomarse las cosas mal sino respirar y alejarse de ellas. Tan
simple como eso.
No lo olvides, si te resta energía, ésta es la señal.
PD. Comparto estas frases-escudo contra esta gente, en caso de que no tengas fuerzas para la solución final, o sea el alejamiento. Respuestas no agresivas que te hacen ganar tiempo, no alimentan el fuego ni crean oleaje y te dan control en la conversación. Mano de santo.
- Ante sus críticas constantes:
"Lo tendré en cuenta"."Gracias por tu opinión"."Es tu forma de verlo".
- Cuando rebajan tus logros:
"Estoy contento con el resultado y eso es lo que importa"."A mi me hace ilusión, gracias"."Lo disfruto, aunque no lo veas de la misma manera".
- Cuando buscan discutir sin aportar:
"No voy a entrar en eso"."Podemos pensar distinto y ya está"."No es el momento de hablarlo".
- Cuando se hacen las víctimas:
"Siento que lo vivas así"."Es tu decisión cómo lo afrontas"."No puedo resolver eso por ti".
- Cuando intentan manipularte o exigirte:
"Ahora no me viene bien"."No puedo comprometerme a eso".
PD2. ¡Ja, ja ja, ja! Estoy yo como para dar lecciones de nada.
♫
Rimsky-Korsakov, *El vuelo del moscardón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario