El trabajador que busca su propio beneficio a expensas de
sus compañeros es uno de los más tóxicos en cualquier firma.
http://economia.elpais.com/economia/2016/01/14/actualidad/1452783980_329918.html
Es sibilino, manipulador, capaz de todo con tal de lograr
sus objetivos... ¡y se sienta a tu lado! Los trepas campan a sus anchas,
medrando a costa de los demás, en muchas organizaciones. Hacerle la pelota al
jefe, presumir mucho y trabajar poco son algunas de sus señas de identidad.
Tener a uno de estos carroñeros del trabajo colectivo por compañero es una de
las peores pesadillas que te puede tocar vivir. La buena noticia es que se
puede identificar y combatir al trepa.
La RAE se refiere a trepa como forma coloquial del sustantivo
arribista: "Persona que progresa en la vida por medios rápidos y sin
escrúpulos". Para Elisa Sánchez, profesora de Psicología en la Universidad
a Distancia de Madrid (Udima) y coordinadora del grupo de trabajo de Psicología
y Salud Laboral del Colegio de Psicólogos de Madrid, los trepas "son
personas que priorizan el qué y el cuánto sobre el cómo. Tras un trepa suele
existir un problema de autoestima y seguridad en uno mismo. Si alguien necesita
robarle el mérito a otro es porque considera que por sí mismo no va a ser capaz
de lograrlo". Juan Francisco San Andrés, consultor en productividad,
organización y factor humano, destaca la habilidad del trepa para desentenderse
de las tareas poco lucidas e implicarse en aquellas que le reportarán mayor
visibilidad ante los jefes. También son unos maestros en el arte de
desenvolverse socialmente en su propio beneficio. "El trepa no es un
compañero, es un competidor. No comparte su información , pero sabe extraer la
que puedan tener los demás. Cuando se habla entre compañeros de problemas de
trabajo y se discuten posibles soluciones, se las arregla para encontrarse con
el jefe antes que nadie y contárselas como si fueran de su cosecha",
explica San Andrés.
Pero no todo lo que a priori puede parecer un comportamiento
tóxico lo es. "Hay que diferenciar entre un jefe o compañero con liderazgo
sano que nos motiva y nos persuade para conseguir un objetivo común y
beneficioso para todos de un manipulador que nos usa para sus propios fines",
aclara Elisa Sánchez. Según Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, la cultura
también tiene algo que decir sobre los distintos grados de tolerancia al
trepismo. "En España tendemos a escandalizarnos y a penalizar a los que se
mueven claramente por resultados. En cambio, en otros países como Estados
Unidos la persona que tiene muy claro lo que quiere lo dice abiertamente. Se
lanza a por ello, y más que envidia eso genera admiración".
COMPETENCIA
Las empresas son acusadas con frecuencia de fomentar este
tipo de conductas al empujar a sus trabajadores a una permanente competición
entre sí. No obstante, puntualiza Juan Francisco San Andrés, "la
competencia no es negativa en sí misma, lo que es disfuncional es hacer que
compitan personas que deberían cooperar. Competir y cooperar al mismo tiempo es
casi imposible". Lo que, en cambio, sí puede dar alas al arribista laboral
es la falta de diligencia de los mandos para atajar sus excesos. Ceferí Soler,
profesor del departamento de Dirección de Personas y Organización de ESADE,
incide en el peligro de que unos buenos resultados económicos en el corto plazo
provoquen que los superiores miren para otro lado ante determinados
comportamientos contrarios a los valores sociales de la cultura de la empresa.
"Los trepas poseen inteligencia social y observan las reacciones que sus
acciones provocan en su entorno. Si perciben que la jefatura se inhibe, la
semilla del egoísmo crecerá y se seguirán produciendo atropellos. Se necesitan
jefes maduros y con personalidad para actuar y rechazar de forma clara estas
situaciones", afirma.
Aunque para eso primero hay que desenmascarar al trepa. Algo
que no siempre es sencillo, ni siquiera para sus propios compañeros. "Es
frecuente que la primera vez que nos enfrentamos a un trepa no nos demos
cuenta. Son personas agradables y seductoras, que van a tratar de ganarse
nuestra confianza para después abusar de ella", señala Elisa Sánchez. Esta
psicóloga nos brinda una pista para descubrirlos: "Si nos sentimos
frustrados, desengañados o decepcionados después de una interacción con un
compañero, posiblemente se deba a que es un trepa".
Su capacidad para proyectar una imagen distinta de la real
es otra de las estrategias que estos expertos en la argucia desplegarán para
salirse con la suya sin despertar recelos. Juan Francisco San Andrés describe
al trepa como alguien "astuto y sutil que muestra una doble cara con la
que engaña a colegas y superiores. Delante del jefe puede incluso parecer
humilde y colaborativo". La adulación al líder, añade este experto, es
otra de sus armas predilectas. "Los jefes necesitan tanto como cualquiera
creerse importantes. El halago funciona y debilita los filtros críticos de los
mandos".
Un tipo de trepa especialmente peligroso es aquel que se
dedica a airear los defectos y deslices —reales o inventados— de sus
compañeros. ¿Cómo se puede manejar a uno de estos individuos? Elisa Sánchez
recomienda, ante todo, no perder la calma. "Un enfrentamiento abierto solo
nos desacreditará delante de todos. Pero tampoco nos ayudará el permanecer de brazos
cruzados haciendo como si no pasara nada. Es más efectivo explicarle al trepa
de una forma asertiva y respetuosa cuáles son los límites que no vamos a
tolerar que traspase, por ejemplo, que utilice la información que nos ha
sonsacado". Una respuesta en grupo también puede ser una eficaz manera de
neutralizarle, agrega Juan Francisco San Andrés. "Hay que hacerle saber
que el equipo no le aceptará si continúa con ese tipo de actuaciones y hacerle
el vacío si persiste con ellas. Un trepa aislado es un trepa desactivado".
LA TECNOLOGÍA, SU ALIADA
Algunos analistas auguran que los trepas son una especie en
extinción. Marta Díaz Barrera, presidenta de Talentoscopio, apunta que "el
valor hoy lo tienen perfiles creativos, comprometidos y enfocados al trabajo en
equipo. Lo que se busca son talentos que sean motores de cambio de la
sociedad". Por su parte, Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, opina que los
trepas "tienen difícil acomodo en la actual era de la coopetición y de la
economía colaborativa porque ellos representan la antítesis de la colaboración,
y hoy es necesario cooperar hasta con tus competidores".
La tecnología y las redes sociales han traído más
transparencia al mundo de los negocios, dificultándole la vida al arribista y a
sus manejos subterráneos. "Hoy todo queda registrado y craqueado; es
difícil en ese entorno colaborativo apropiarse de la autoría de una idea o de
un logro ajenos", concede Alberto Blanco, director general de Grupo
Actual. A pesar de ello, advierte este experto, algunos han sabido adaptarse.
"Gracias a esas tecnologías los trepas no solo tienen acceso a mucha más
información sensible de la empresa y de sus compañeros que pueden usar en su
provecho, sino que ahora disponen de más medios y formas de contactar con
personas a las que de otra forma jamás habrían llegado. Sus posibilidades de
difamar se han incrementado exponencialmente".
No hay comentarios:
Publicar un comentario