Durante las Navidades cabe casi cualquier exceso y las disculpas más tontas, o la tradición, hacen que se sucedan desayunos, almuerzos y cenas sin límite alguno. Hoy mismo, día de Reyes, para muchos el último de los embostes navideños. ¿Y qué me dicen del placer de disfrutar de la casa, sin gente y sin comida sobre la mesa? Manjar de dioses.
PD. Augusta durmiendo arriba, Octavia en el salón.
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