Hoy empiezo las vacaciones, pero no estoy animado. Parece mentira, lo sé, porque aunque sean solo dos semanas y habiendo tanta gente sin trabajo, debería (odio este tiempo verbal de verbo deber) estar feliz, pletórico por estos días de asueto. Ahora lo que siento, es lo que hay, es un vacío interior que lleno con pequeñas gotas de felicidad, que ayudan pero no son suficientes: el nacimiento de mi nueva sobrina Emma, ver a mis perritas moviendo el rabo, una tarde soleada, la música, la lectura; ayudan, pero creo que no son suficientes, la situación vital se me hace insoportable por momentos. Hablaba el otro día con un amigo sobre el desánimo y el pesimismo general que, aunque parece un tópico unido a la crisis y todas esas frases hechas, nunca nunca lo había sentido tan real, la gente no es feliz, ni por asomo. Y cuando uno se encuentra en esta espiral empieza a ver lo que ocurre alrededor con otra perspectiva -me atrevería a decir que de manera más preclara-. Lo mejor es no verbalizar, o sea no escribir, lo que se piensa y así parece que no se hace realidad, de manera que cambio el registro e insisto, nada de empezar a hablar de los políticos ni de los banqueros. Pasemos a la música, alimento del alma y que la vida continúe.
Louis Armstrong & Barbra Streisand, Hello Dolly!
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