¿Puede haber algo más aburrido que descolgar, lavar y colgar cortinas? Claro que sí, pero cada uno tiene sus manías, sus pequeñas fobias. Una de las pequeñas cosas que me había propuesto durante estas vacaciones caseras era la de lavar las cortinas, y ahora que ha empezado el tiempo de descuento hasta mi reincorporación al trabajo lo hice de una vez. El resultado es siempre agradecido, cortinas blancas y ligeramente olorosas; al final no fue para tanto. Esta tarde toca el jardín, poda arbórea y césped. Se acabó lo que se daba, la casa lista, por ahora.
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