La antesala del infierno. La morada de los pecadores más mediocres.
Condenados: Los tibios, los pusilánimes, los negligentes y los cobardes.
Suplicio: Ser devorados por insectos asquerosos.
Nivel de sufrimiento: Muy extremo.
Primer círculo. El limbo.
Condenados: Todos aquellos que no fueron bautizados.
Suplicio: Tristeza y melancolía eternas por no estar sentados a la vera del Todopoderoso.
Inquilinos ilustres: Poetas como Virgilio, y filósofos de la talla de Platón y Aristóteles.
Nivel de sufrimiento: Muy suave.
Segundo círculo. Condenados: Los lujuriosos.
Suplicio: Ser sacudidos por un huracán y padecer una pasión erótica que nunca podrá ser saciada.
Inquilinos ilustres: Helena de Troya, Aquiles, Paris…
Nivel de sufrimiento: Moderado.
Tercer círculo. Condenados: Los glotones.
Su peor pesadilla: Cerbero, el perro de tres cabezas.
Suplicio: Ser devorados por esa bestia.
Inquilinos ilustres: Carlos de Valois, hermano de Felipe el Hermoso.
Nivel de sufrimiento: Fuerte.
Cuarto círculo. Condenados: Avaros y pródigos.
Suplicio: Subir pesadas piedras a la cima de una montaña, para ver cómo vuelven a rodar colina abajo.
Inspiración: Dante recrea el mito griego de Sísifo.
Inquilinos ilustres: Príncipes y papas.
Nivel de sufrimiento: Desesperante.
Quinto círculo. Condenados: Los iracundos.
Suplicio: Despedazarse unos a otros en un combate sin fin, y automutilarse a mordiscos.
Inquilinos ilustres: El poeta no destaca a ninguno.
Nivel de sufrimiento: Muy fuerte y sanguinolento.
Sexto círculo. La ciudad de Dite.
Condenados: Los herejes.
Suplicio: Yacer en sepulcros de fuego.
Su peor pesadilla: Las erineas.
Inquilinos ilustres: Farinata, noble que echó de Florencia a la familia de Dante.
Nivel de sufrimiento: Abrasador.
Séptimo círculo. Condenados: Asesinos, suicidas y los enemigos del arte y la naturaleza.
Suplicios: Yacer en un lago de sangre hirviendo, convertirse en un árbol del que se alimentan las arpías y ser abrasados por una lluvia de fuego.
Su peor pesadilla: Los centauros.
Inquilinos ilustres: Alejandro Magno.
Nivel de sufrimiento: Extremo.
Octavo círculo. Condenados: Los tramposos, divididos en diez categorías.
Suplicios: Hay diez diferentes, uno para cada tipo de pecador.
1. Simoníacos: Son enterrados cabeza abajo en un pozo del que sobresalen sus pies envueltos en llamas.
2. Aduladores: Se revuelcan en sus propias heces.
3. Adivinos: Caminan con la cabeza del revés, sin ver por dónde avanzan.
4. Ladrones: Se retuercen atenazados por serpientes.
5. Seductores: Desollados a latigazos por los diablos.
6. Prevaricadores: Son sumergidos en un lago de alquitrán hirviendo.
7. Hipócritas: Caminan cubiertos por un manto de plomo ardiente.
8. Malos consejeros: Son quemados en hogueras.
9. Estafadores: Sufren enfermedades putrefactas, como la lepra.
10. Los que provocaron guerras con malas artes: Son descuartizados vivos por los demonios. Inquilinos ilustres: Ulises (mal consejero) y Caifás, el fariseo que condenó a Cristo (hipócrita).
Nivel de sufrimiento: Atroz.
Noveno círculo. Condenados: Los traidores.
Suplicio: Son enterrados hasta el cuello en un mar de hielo. El frío congela sus lágrimas, que luego les desgarran los ojos.
Inquilinos ilustres: Caín, que mató a Abel; Bruto, que traicionó a Julio César (su padre adoptivo); y Judas Iscariote.
Su peor pesadilla: El mismísimo Satán, señor absoluto del infierno.
Nivel de sufrimiento: Indescriptible.
Pecado, impureza, sufrimiento, condenación eterna… En este gráfico hemos recreado el infierno tal y como Dante lo describió en La Divina Comedia, con sus nueve círculos, sus espantosos castigos, sus bestias y demonios, y los personajes históricos y legendarios a los que el poeta condenó al sufrimiento eterno.
Porque la obra de Dante, además de un conmovedor canto a la belleza (Beatriz), al arte (Virgilio) y al amor y a la justicia divinas, es también una ácida sátira en la que el artista se vengó de sus enemigos, ridiculizándolos mediante el proceso de condenarlos a su infierno literario. Del mismo modo, premió a sus amigos concediéndoles el privilegio de ir al paraíso.
Ya sabemos que el averno no existe, pero aun así, es recomendable visitar una magnífica web titulada El test del infierno de Dante (www.4degreez.com/misc/dante-inferno-test.mv). Hay que responder a un cuestionario de veinticinco preguntas, para descubrir qué lugar tendríamos asignado, según los pecados cometidos, en este infierno dantesco, y qué tormentos padeceríamos durante toda la eternidad.
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