martes, 22 de mayo de 2012

LO QUE NOS DIFERENCIA Y LO QUE NO

Ayer supimos del sobreseimiento del caso de los gastos del Presidente del Poder Judicial español, cuando parece más que obvio que toda esa cantidad de viajes a Marbella no eran precisamente viajes de trabajo. ¿Qué hubiera pasado en otro país democrático si hubiera saltado a la luz pública que un cargo tan relevante con éste se dedicaba a salir de marcha recurrentemente con dinero público? La respuesta es obvia, dimitiría, pediría perdón, bajaría la cabeza avergonzado, etc... En España no, aquí siempre diferentes, el tío ni se disculpa, dice que sus gastos son ridículos (claro, como los pagamos nosotros) y encima parece que el vocal que lo denunció es el malo. El mundo al revés. España debe ser más transparente para que nosotros, pobres contribuyentes, pensemos que todo se hace bien, o al menos se intenta. Esta gentuza que no tiene vergüenza de despilñfarrar el dinero de todos y que encima lo hace a pecho descubierto, no tendría que estar en cargo público alguno. ¿Que se quiere ir a Marbella? que se vaya, faltaría más, pero que lo pague todo de su bolsillo; la mujer del César... Y todavía habrá quien piense que la Justicia no está politizada, jajajajajajajajaja.
José Manuel Gómez Benítez, Vocal del CGPJ: "Nadie se cree que Dívar haya trabajado tanto en Marbella”
Los hechos de la denuncia por malversación contra Dívar han quedado confirmados, dice Benítez.
José Yoldi Madrid 21 MAY 2012 - 22:13 CET
 
El vocal José Manuel Gómez Benítez recibió ayer a mediodía el archivo de su denuncia por malversación contra el presidente Carlos Dívar.
Pregunta. ¿Qué le ha parecido la decisión?
Respuesta. En primer lugar, los hechos de la denuncia han quedado confirmados. Y en segundo, no puede quedar duda de que pagar viajes privados con fondos públicos ha sido, es y será un delito de malversación de caudales, pero hay que investigarlo, y eso es lo que no se ha hecho.
P. ¿Eso cree?
R. El problema de esta decisión es que nadie se cree que Dívar haya viajado tantos fines de semana a Marbella para trabajar y que haya estado trabajando en esos días. No se lo cree ni el propio fiscal, porque lo único que viene a decir es que no ha investigado sobre las actividades oficiales supuestamente realizadas por el presidente en estos fines de semana. Es decir, que ha creído sus explicaciones sin practicar ninguna investigación. La función del fiscal no es creerse la versión del denunciado, sino investigarlo. Y eso no lo ha hecho.
P. ¿Tiene usted constancia de que los datos proporcionados por Dívar no se ajustan a la verdad?
R. A muchos vocales nos han llegado informaciones de que algunas de las actividades y entrevistas supuestamente realizadas algunos de los fines de semana no responden a la realidad.
P. ¿Eran actividades privadas?
R. Eso es lo que tenía que haber investigado el fiscal, preguntando a los cargos mencionados por el presidente, pero ha preferido escudarse en la normativa del Consejo que no exige que se especifiquen las actividades oficiales que motivan los viajes.
P. 20 fines de semana de cuatro días con cenas en restaurantes del lujo. ¿No es excesivo?
R. Hay viajes sobre los que el presidente no ha dado explicación alguna. El fiscal dice que esos viajes inexplicables pueden ser materia reservada, pero lo dice porque así lo mantiene el jefe de gabinete del presidente que es hombre de su confianza, sin que se la haya preguntado.
P. ¿Y tantas cenas solo para dos personas?
R. El fiscal dice que los gastos protocolarios están desvinculados de los viajes y eso es no haber querido entender nada, porque esos gastos se deben a cenas los viernes y sábados por la noche para dos personas durante esos fines de semana. Se ampara de nuevo en que la normativa no exige identificar a los comensales, pero eso no le exime de haber preguntado al respecto.
P. ¿Sabe usted quién es el famoso comensal por el que se preguntan en todas las tertulias?
R. No. Eso es lo que pretendía que el fiscal le hubiera preguntado entre otras cosas al presidente, pero ha preferido escaparse diciendo que los usos del Consejo no obligan a identificar a los comensales y los gastos protocolarios no están relacionados con los mismos. Con ese argumento no hay forma de controlar los gastos de representación del Consejo.
P. ¿Qué va a pasar en el pleno del jueves?
R. El presidente tendrá que dar explicaciones detalladas de sus actividades y sus gastos y espero que, al menos, se aprueben normas que permitan el control de los gastos para que nadie pueda abusar haciendo pasar por oficiales lo que pueden ser gastos privados, como hace tiempo propuse.
Barra libre para el jefe
La Fiscalía envía un pésimo mensaje al negarse a esclarecer los gastos de los viajes de Dívar.
El País 22 MAY 2012 - 00:05 CET
 
La Fiscalía del Estado legalizó ayer la utilización injustificada del dinero de los contribuyentes, al negarse a investigar los motivos por los que el presidente del Poder Judicial, Carlos Dívar, cargó casi 13.000 euros al erario por gastos derivados de una veintena de largos fines de semana (de al menos cuatro días cada uno) en Puerto Banús (Marbella). Un pésimo mensaje sobre la necesidad de controlar estrictamente el dinero de los contribuyentes, que llega en el peor momento posible y puede ser interpretado por otras autoridades y altos funcionarios del Estado como patente de corso para evitar la justificación de gastos dudosos y seguir actuando así en el futuro. La fiscalía no considera ni siquiera necesario preguntar a las personas a las que Dívar dice que había visitado en esos desplazamientos, unos viajes que exigieron un dispositivo de seguridad, pagado también por cuenta del contribuyente.
Las justificaciones aportadas por la fiscalía para tomar su decisión se limitan a dar por supuesto que el presidente del Poder Judicial no tuvo intención de lucrarse, y que cualquier "duda" debe ser resuelta "teniendo siempre presente la proyección que el cargo de presidente del Consejo tiene sobre todas y cada una de las actividades que realiza la persona que lo desempeña". En claro, que si una alta autoridad toma decisiones que implican gastarse el dinero de los ciudadanos, sus razones tendrá: barra libre para el jefe. Horas antes de que la fiscalía anunciara esta decisión, la Mesa del Congreso había vetado la posibilidad de organizar la comparecencia del afectado ante la cámara, alegando que es un caso sub iudice.
En pleno periodo de declaración del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), los contribuyentes apreciarán esta manera tan laxa de defender el correcto uso del dinero público. No es posible que los ciudadanos soporten una sospecha tan evidente de que el presidente del Poder Judicial endosó gastos privados al presupuesto público. Es imposible permanecer imperturbables ante un órgano constitucional cuyo presidente, que debería ser el primero en mostrar una actitud ejemplar y ejemplarizante, se encierra en que no ha hecho nada reprobable y que la cantidad gastada en los viajes en cuestión era una "miseria". La bolsa común está demasiado agujereada por todas partes, como bien sabemos, como para que no sea preciso dar explicaciones sobre 20 largos fines de semana en hoteles y restaurantes de lujo.

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