Despedida por acusar a La Scala de incitar a la anorexia
Una bailarina italiana denuncia la presión ejercida sobre las estudiantes.
TOM KINGTON Roma 7 FEB 2012 - 01:11 CET
Una de las primeras bailarinas del ballet de La Scala de Milán, que había criticado la plaga de anorexia entre el cuerpo de baile, ha sido despedida por la dirección en el lanzamiento de la temporada 2012. Mariafrancesca Garritano, de 33 años, ha sido acusada de “dañar la imagen” de La Scala después de afirmar que uno de cada cinco bailarines sufre anorexia.
En una entrevista con el Observer publicada en diciembre, Garritano puso en evidencia al régimen de la escuela de danza de La Scala, donde contó que se la había presionado para que perdiera peso después de su ingreso cuando tenía 16 años. Dijo que todavía sufre dolores intestinales y frecuentes roturas de huesos, que ella cree que están relacionados con la dieta, y denuncia que sus colegas eran incapaces de concebir. “He hablado con personas que están ingresando ahora y parece que nada ha cambiado”, dijo el año pasado.
Carlo Maria Cella, portavoz de La Scala, ha admitido que en el pasado se presionaba con intensidad a las estudiantes, pero desmintió la afirmación de Garritano de que la academia seguía convirtiendo a las bailarinas en anoréxicas. “Decir que La Scala se parece a lo que Garritano afirma que vivió hace 15 años es falso”, dijo Cella. “Los métodos educativos que se usaban entonces no se emplean actualmente, y la escuela tiene un curso de nutrición. Acerca de la imposibilidad para tener niños, nueve de las compañeras de Garritano se han quedado embarazadas en el último año y medio”.
Pero un antiguo compañero de Garritano dijo al Observer que no todo estaba correcto hoy en día con las bailarinas. “Una de cada cinco de las de aquella promoción de la escuela tuvieron trastornos alimentarios, y continúan afectadas por graves consecuencias”, ha dicho Michele Villanova, de 47 años. “Lo vi en la manera en que la gente se comportaba, cuando entraban en profundas depresiones si ganaban peso. Es absurdo que La Scala despida a alguien solo por hacer una investigación con profundidad”.
La anorexia y la bulimia fueron reflejadas recientemente en la película Cisne negro, ganadora de un Oscar, en la que la protagonista, interpretada por Natalie Portman, se obliga a vomitar para mantener el peso.
Garritano dijo que sabía que se jugaba el puesto de trabajo por sus revelaciones. Villanova coincide: “Las bailarinas tienen miedo a hablar, y lo que le ha sucedido a Garritano muestra el porqué”. Al recordar sus tiempos en la academia en los ochenta, Villanova dice: “Había un ambiente que hacía que los estudiantes dieran prioridad a su aspecto físico, justo en el momento en que sus cuerpos estaban cambiando. No puedes obsesionarte con perder peso cuando tienes 14 años”.
Después de pasar una corta temporada estudiando en Milán, Villanova fue enviado a continuar su formación en el Bolshói de Moscú. Ahí, afirma, encontró un tratamiento menos draconiano del asunto del peso. “Tenían una cantina con comidas ricas en calorías, y se preocupaban por los alumnos. Si hubiera seguido mi formación en Milán, no creo que hubiera sido capaz de salir adelante”.
No todos los colegas apoyan a Garritano. Varios bailarines de La Scala han reaccionado con hostilidad. Eleonora Abbagnato, de 33 años, que trabaja con la Ópera de París, la ha condenado y dice que solo busca publicidad.
© Guardian News & Media 2012.
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