Bueno, más que Carnavales diré vacaciones de carnavales en Cartagena, pues es lo que han sido. Me tomé una semana de descanso y me fui con Pablo a Cartagena con la disculpa de asistir al estreno de La Boheme en el nuevo auditorio de la ciudad, El Batel, y disfrutar igualmente de Michael Nyman, que ofrecía un concierto el pasado viernes; antes se proyectaría la película "Nyman with a movie camera" y posterior coloquio con él, el editor de la película y un traductor. Ya pueden imaginar que lo más emocionante del concierto fue la interpretación de dos piezas de la banda sonora de la película "El Piano", que nos transportaron automáticamente a Nueva Zelanda...
Dos noches antes asistimos a la ópera La Boheme, la primera en El Batel desde que lo inauguraran a finales del año pasado. Siempre es preciosa esta composición de Puccini y verla representada es todo un lujo. ¿No dicen que la primera vez que asistes a una ópera o la amas o la odias? Creo que esta vez fue un acierto...
Habíamos salido hacia Cartagena, vía Madrid y Alicante -la paliza de siempre- y regresamos a las islas anoche a última hora, con el tiempo justo para ir a cenar con Juan unas ensaladas antes de acostarnos. Un viaje lleno de cultura, de paseos por la ciudad, por Isla Plana, donde nos quedábamos a dormir, Mazarrón, Cabezo de Hornos, La Azohía, Cueva del Agua, los baños romanos... La pena es que las vacaciones son siempre cortas y tal como empiezan se terminan pero, y he aquí que el refranero español es siempre sabio, ¡que nos quiten lo bailado!
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